Ginebra. La ONU se alarmó este martes por la “crisis humanitaria a gran escala” que se está creando en la frontera entre Etiopía y Sudán, después de que miles de personas huyeran de los combates que tienen lugar en el Tigré (norte) desde hace dos semanas.
Preocupados por el riesgo para la estabilidad de la zona, la comunidad internacional está ejerciendo mayor presión para que termine la operación militar contra la región disidente de Tigré. El primer ministro, Abiy Ahmed, anunció el martes que la operación militar entrará pronto en su fase “final”.
Según un vocero del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), los combates han empujado a unas 4.000 personas a cruzar a diario la frontera entre Etiopía y Sudán desde el 10 de noviembre. 27.000 personas en total.
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“Es un flujo de personas que no habíamos visto en esta parte del país desde hace dos décadas”, afirmó Babar Baloch, vocero de Acnur en Ginebra. Tal éxodo está “agotando rápidamente la capacidad de acogida de las organizaciones sobre el terreno”, añadió.
En el campo de Um Raquba, reabierto de urgencia al este de Sudán, a 80 km de la frontera con Etiopía, se concentran varios miles de refugiados etíopes venidos del Tigré.
“Vivía con mis tres hijas. Cuando los obuses comenzaron a llover sobre nuestra casa, huyeron en la oscuridad y nos las pude encontrar”, cuenta Ganet Gazerdier, de 75 años, quien residía en Humera, al oeste del Tigré.
Acnur indicó, a su vez, que en el Tigré, “la falta de electricidad, de telecomunicaciones y el acceso a gasolina y dinero en efectivo dificultan la respuesta humanitaria”.
El 4 de noviembre, Abiy envió al Ejército al asalto de esta región disidente de Etiopía, después de meses de tensiones con las autoridades regionales del Frente de Liberación de los Pueblos de Tigré (TPLF).
El viernes, Abiy aseguró que las fuerzas del TPLF “agonizaban” y llamó a los rebeldes a desertar en los dos o tres días siguientes.
“Este plazo de tres días (dado) a las fuerzas regionales y a las milicias de Tigré para entregarse al Ejército Federal, en lugar de quedar como juguetes en manos de la junta codiciosa (TPLF), ha expirado”, escribió el martes Abiy en su cuenta de Facebook.
Panorama poco claro
El bloqueo impuesto a la región y las restricciones de los desplazamientos de los periodistas dificultan la evaluación de la situación en el terreno.
El Ejército Federal afirma que controla el oeste de Tigré -donde los combates se han concentrado y han causado varios centenares de muertos según Adís Abeba- así como la localidad de Alamata, en el sureste de la región.
Pero el presidente de Tigré, Debretsion Gebremichael, declaró el martes que “el gobierno y el pueblo” de la región se mantendrían firmes, dando a entender que los combates continuarían.
“Esta campaña (militar) no puede terminarse. Mientras el ejército de los invasores esté en nuestra tierra, la lucha continuará. No pueden hacernos callar por la fuerza”, expresó.
Debretsion Gebremichael también afirmó que el lunes se había producido un ataque aéreo contra Mekele, la capital regional, que causó "muertos y heridos civiles".
El martes, Adís Abeba negó en un comunicado esta información, precisando que esta incursión había apuntado contra "objetivos cruciales del TPLF" en el "exterior" de Mekele.
Un habitante contó que un avión militar, “aterrador y muy ruidoso”, voló el lunes a baja altura sobre la ciudad y que un ataque aéreo había matado al menos a un civil cerca del campo universitario.
Ni los detalles de la incursión ni el balance humano pudieron ser verificados hasta el momento.
Riesgo por conflicto
Unos días después de que el TPLF lanzara cohetes contra la capital de la vecina Eritrea, acusándola de ayudar al Ejército Federal, la preocupación por las posibles consecuencias regionales del conflicto aumenta.
Premio Nobel de la Paz en el 2019, Abiy Ahmed se resiste a los llamamientos de la comunidad internacional para que cese la lucha y acepte varios intentos de mediación.
Los presidentes de Uganda y de Kenia, Yoweri Museveni y Uhuru Kenyatta, respectivamente, hicieron un llamado a la paz y al diálogo el lunes al recibir al viceprimer ministro etíope, Demeke Mekonnen, quien defendió la acción del gobierno.
Las tensiones entre Abiy Ahmed y el TPLF, que controló durante 30 años el aparato político y de seguridad del país, provocaron la organización en el Tigré de un escrutinio electoral en setiembre que el gobierno calificó de “ilegítimo”.