
La misa tridentina, también conocida como misa tradicional en latín, será celebrada nuevamente en el Vaticano, luego de tres años de suspensión.
La ceremonia está programada para el 25 de octubre en el Altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro y será presidida por el cardenal estadounidense Raymond Leo Burke, considerado uno de los opositores más relevantes del papa Francisco.
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En 2021, el papa Francisco limitó esta práctica mediante el motu proprio Traditionis Custodes, con el objetivo de evitar divisiones dentro de la Iglesia. La decisión generó resistencia entre sectores conservadores y tradicionalistas.
Un rito con siglos de historia
El regreso de esta misa ocurre en el marco de la peregrinación Ad Petri Sedem, organizada por la asociación Popolo Summorum Pontificum, que se realizará del 24 al 26 de octubre. La actividad reunirá a fieles, religiosos y clérigos de todo el mundo con el propósito de expresar su adhesión a la liturgia tradicional.
La misa tridentina o Forma Extraordinaria del Rito Romano, fue codificada por el papa San Pío V en 1570 tras el Concilio de Trento. Se mantuvo como la forma oficial de la liturgia católica durante siglos.
En este rito, el sacerdote celebra de espaldas a los fieles, mirando al oriente litúrgico, y utiliza el latín como lengua principal. Esta forma de celebración fue modificada tras el Concilio Vaticano II, que introdujo reformas profundas en la liturgia. Sin embargo, en 2007, Benedicto XVI permitió nuevamente su uso bajo condiciones específicas.
Un giro con fuerte carga simbólica
El levantamiento de las restricciones representa la primera reversión oficial de una medida central adoptada por Francisco. El acto cobró especial relevancia por estar encabezado por el cardenal Burke, señalado en círculos vaticanos como el “enemigo número uno” del fallecido pontífice argentino.
La procesión previa saldrá el mismo 25 de octubre desde la basílica de los Santos Celso y Giuliano al mediodía y culminará en la basílica de San Pedro con la misa solemne. El día anterior, el 24 de octubre, la peregrinación comenzará con las Vísperas Pontificias en la basílica de San Lorenzo in Lucina, presididas por el cardenal Matteo Maria Zuppi, figura cercana a Francisco.
Repercusiones dentro y fuera del Vaticano
El regreso de esta misa ha sido celebrado por sectores tradicionalistas de la Iglesia, quienes buscan que cualquier sacerdote pueda oficiar este rito sin necesidad de autorización especial. Para la organización Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, esta ha sido una de sus principales banderas.
Medios como Clarín señalaron que se trata del primer cambio de rumbo visible en la política litúrgica desde el inicio del pontificado de León XIV. También destacaron que el encuentro privado entre el papa actual y Burke, realizado el 22 de agosto, fue determinante para aprobar la misa. Semanas antes, León XIV había enviado una carta de felicitación al cardenal por sus 50 años de sacerdocio.
La misa del 25 de octubre será la primera celebración tradicional autorizada en el Vaticano desde 2022. La edición de este año también coincidirá con la preparación para el Jubileo del Año Santo de 2025.
Una práctica de siglos con valor doctrinal
El uso del latín en la misa católica se remonta al siglo III y fue oficializado hacia el año 380. El Misal de San Pío V, base del rito tridentino, fue revisado por San Juan XXIII en 1962, justo antes de la entrada en vigor de las reformas del Concilio Vaticano II.
Para los defensores del rito tradicional, esta forma de liturgia representa fidelidad a la tradición doctrinal de la Iglesia. Sin embargo, otros sectores ven en su regreso una posible amenaza a la unidad eclesial, ya que podría interpretarse como un rechazo implícito al espíritu del concilio.
Desde 2012, la peregrinación Summorum Pontificum ha reunido a fieles, religiosos y obispos que buscan expresar su adhesión a la liturgia tradicional. Esta edición coincidió con la preparación del Jubileo del Año Santo de 2025, lo que añadió mayor simbolismo a la celebración.
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