Ciudad de Guatemala. Decenas de sacerdotes y líderes indígenas de Guatemala llevaron a cabo azotes simbólicos en protesta contra el presidente Alejandro Giammattei y la fiscal general, Consuelo Porras, a quienes acusan de corrupción.
La aplicación simbólica del castigo corporal maya tuvo lugar en la plaza pública, en medio de tensiones relacionadas con la persecución de la Fiscalía contra el partido Semilla, al que pertenece el presidente electo, el socialdemócrata Bernardo Arévalo.
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La condena consistió en aplicar entre 13 y 25 ‘chicotazos’ (latigazos) a retratos de varios funcionarios, y se llevó a cabo en la acera frente al Congreso y al Palacio Nacional de la Cultura, que fue la antigua sede de gobierno, según informaron periodistas de esta agencia.
Aunque en la capital esta sanción se realizó de forma simbólica en retratos, en las aldeas indígenas de Guatemala es común que los miembros de la comunidad castiguen con latigazos a aquellos que quebrantan ciertas normas, al margen del sistema de justicia del país.

Al respecto, la sacerdotisa Alida Vicente comentó a esta agencia: “Por primera vez estamos aplicando el castigo Xik’a’y contra las élites de las mafias de la corrupción, aquellos que están robando y chupando la sangre y la vida de los pueblos”.
“Estamos cansados de que la justicia en Guatemala se oponga a lo que la ley establece, la justicia está al servicio de los corruptos, de las mafias, de los criminales, de las élites y no al servicio de los pueblos”, añadió antes de azotar las imágenes.
Los líderes mayas también expresaron su descontento por los “grandes obstáculos que están surgiendo en la toma de posesión” de Arévalo, según afirmó el guía espiritual José Caniz en una entrevista con esta agencia.
En un comunicado, los líderes indígenas acusaron a Giammattei de ser responsable de la “debacle institucional que atraviesa el país” debido a las acciones de la fiscalía contra el partido de Arévalo, y lo señalaron como líder del “gobierno más corrupto en la historia guatemalteca”.
Los mayas representan el 42% de los 17,6 millones de guatemaltecos, donde es común la justicia maya, como el uso del azote con ‘chicote’ para aquellos que cometen faltas. No obstante, el castigo más severo es el destierro de la comunidad.

