
La capital de Yemen, Saná, fue blanco este sábado de bombardeos que dejaron nueve muertos, informaron medios de los rebeldes hutíes, poco después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciara una “acción militar decisiva y poderosa” contra el grupo insurgente.
“Un ataque estadounidense-británico golpeó un barrio residencial en el norte de Saná”, ciudad controlada por los hutíes, reportó la cadena Al Masirah. También informó sobre un bombardeo similar en Saada, bastión rebelde en el norte del país.
Hasta el momento, el gobierno británico no ha confirmado ataques en Yemen.
En un comunicado difundido por la agencia de prensa hutí, Saba, el Ministerio de Salud del gobierno rebelde informó que “nueve civiles murieron y otros nueve resultaron heridos, la mayoría de gravedad, en la agresión estadounidense-británica contra Saná”.
Trump anunció la ofensiva en su red Truth Social y aseguró que Estados Unidos empleará “una fuerza letal abrumadora hasta alcanzar su objetivo”.
Estos son los primeros bombardeos estadounidenses contra los hutíes desde que Trump asumió la presidencia en enero.
En respuesta, los hutíes advirtieron que “esta agresión no quedará sin respuesta”.
“Nuestras fuerzas armadas están listas para responder a la escalada con escalada”, afirmó su oficina política en un comunicado difundido por Al Masirah.
El mandatario estadounidense exigió a Irán que cese “inmediatamente” su respaldo a los rebeldes.
“¡El apoyo a los terroristas hutíes debe cesar de inmediato! No amenacen al pueblo estadounidense, a su presidente (...) ni a las rutas marítimas del mundo. Y si lo hacen, ¡cuidado, porque Estados Unidos los hará plenamente responsables y no les haremos ningún favor!”, escribió en Truth Social.
El 11 de marzo, los hutíes anunciaron que reanudarían sus ataques contra barcos que consideren vinculados a Israel en el mar Rojo, en apoyo a los palestinos de la Franja de Gaza.
El grupo insurgente, respaldado por Irán y con control sobre amplias zonas de Yemen, argumentó que su decisión respondía a la negativa de Israel de permitir la reanudación del suministro de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, devastada por la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás.
El abastecimiento de ayuda fue bloqueado por Israel el 2 de marzo.