
Desde el pasado 11 de abril, los migrantes que residen en Estados Unidos deben registrarse obligatoriamente ante el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS), de acuerdo con la Orden Ejecutiva 14159, firmada por el presidente Donald Trump.
Esta disposición, calificada por el gobierno como una “herramienta de seguridad”, forma parte de una ofensiva contra la inmigración ilegal. Sin embargo, en la comunidad inmigrante ha generado miedo e incertidumbre, especialmente por la posibilidad de que los datos proporcionados puedan utilizarse para otros fines.
Diversas organizaciones defensoras de derechos civiles y líderes comunitarios han expresado su preocupación. La directora de la National Partnership for New Americans, Nicole Melaku, señaló que medidas similares han tenido consecuencias graves en el pasado.
En tanto, Angélica Salas, directora de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes, afirmó que el sistema implementado pretende provocar miedo y facilitar la separación familiar.
En ciudades como Los Ángeles, muchos migrantes han comenzado a expresar confusión sobre si deben acatar la medida.
Una residente de esta ciudad indicó que, pese a cumplir con sus obligaciones fiscales, la incertidumbre sigue presente, pues temen que el registro pueda derivar en nuevas acciones contra quienes viven en el país.
Consecuencias por no registrarse
Quienes no cumplan con la orden enfrentan sanciones económicas de hasta $5.000. Además, se exponen a penas de detención de hasta 30 días y a ser considerados culpables de un delito menor, según la información proporcionada por el USCIS.
La entrada en vigor de esta normativa coincidió con el primer día de mandato del presidente Trump, lo cual ha aumentado la inquietud entre las comunidades migrantes.
El registro se presenta como un mecanismo obligatorio sin importar el estatus legal del extranjero, lo que ha desatado nuevas tensiones en un contexto ya marcado por el endurecimiento de las políticas migratorias.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La información fue investigada y seleccionada por un periodista y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.