
Ikechukwu Ndubuisi, de 49 años, fue detenido en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en Argentina, tras arribar en un vuelo de Ethiopian Airlines procedente de Brasil. La captura se realizó cuando intentaba ingresar al país durante los trámites migratorios.
Se trata de la primera detención global con una alerta plateada de Interpol, mecanismo utilizado para ubicar activos de origen delictivo y desarticular redes de crimen organizado transnacional.
El operativo, denominado Destino Final, fue llevado a cabo por la Policía de Seguridad Aeroportuaria de Argentina (PSA) con información obtenida por la División de Fugitivos y Extradiciones del Departamento Interpol de la Policía Federal Argentina (PFA), en colaboración con la oficina de Interpol en Brasilia.
Ndubuisi, quien posee un documento de identidad argentino para extranjeros, figuraba como uno de los líderes de una red cibercriminal internacional acusada de estafar al menos $8.000.000 mediante engaños afectivos.
Una red de romance y engaño
Según la investigación judicial, Ndubuisi ocupaba un rol superior en la estructura liderada por Obinna Chukwuemeka Ejikeme, alias Bobby, otro ciudadano nigeriano con orden de captura internacional, quien escapó antes de ser localizado.
La organización fue señalada en la causa conocida como Operación Internacional Jacka, en la que se imputaron 75 personas en Argentina. La red operaba mediante Facebook, Twitter y Tinder, plataformas que utilizaba para contactar a las víctimas.
Los estafadores se hacían pasar por médicos, periodistas o militares estadounidenses en misiones internacionales. Con perfiles falsos, generaban confianza y relaciones virtuales que desembocaban en pedidos de dinero para situaciones supuestamente urgentes.
Una víctima identificada como A., por ejemplo, conoció en Tinder a un supuesto ingeniero civil estadounidense que decía estar en Argentina por un contrato millonario. Le pidió ayuda cuando, según el relato, sus cuentas fueron bloqueadas. A. transfirió $1.188.000 y nunca volvió a saber de él.
El dinero seguía un complejo entramado

Las víctimas enviaban transferencias creyendo que ayudaban a personas reales. Sin saberlo, el dinero era redirigido a cuentas de “mulas” bancarias, quienes cobraban comisión por prestar sus datos. La red de transferencias era tan extensa que complicaba el rastreo de los fondos.
La estructura tenía roles definidos. Desde operadores virtuales, mulas, reclutadores hasta jefes regionales. El juez argentino Manuel de Campos, a cargo del caso, describió en resoluciones anteriores que la organización fue creada específicamente para cometer delitos patrimoniales a gran escala, con un flujo de dinero que circulaba por múltiples continentes.
Los investigadores sospechan que parte del dinero fue utilizado para financiar narcotráfico y terrorismo, aunque las autoridades continúan con el análisis financiero.
Interpol y la alerta plateada
Interpol introdujo la alerta plateada en enero pasado. Italia fue el primer país en utilizarla, en una causa vinculada con la mafia. Desde entonces, 52 países se han sumado al proyecto piloto.
La herramienta permite difundir avisos y solicitar información a escala global, con el objetivo de ubicar activos ilícitos y facilitar detenciones como la de Ndubuisi.
Durante su detención, el sospechoso se negó a declarar ante el juez De Campos, quien continuará con la causa. El proceso judicial sigue activo mientras se analizan nuevas pruebas contra los demás integrantes de la red.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.