
Lagos. Nigeria enfrenta uno de los secuestros masivos más graves de los últimos años luego de que hombres armados raptaran a 315 personas, entre ellas 303 estudiantes y 12 profesores, durante un ataque ocurrido la madrugada del viernes en la escuela mixta St. Mary’s, en el estado de Níger, en el centro del país.
La cifra fue confirmada por la Asociación Cristiana de Nigeria (CAN) y actualizada por el obispo Bulus Dauwa Yohanna, quien visitó el centro educativo tras la incursión.
Este es el segundo secuestro escolar en menos de una semana y se produce en medio de una nueva ola de violencia en varias regiones, marcada también por un ataque contra una iglesia y el aumento de incursiones de grupos armados en zonas rurales.
Las autoridades locales han ordenado el cierre masivo de escuelas en varios estados del centro y noroeste del país, mientras el gobierno federal intenta contener la crisis.
La escuela St. Mary’s tiene 629 estudiantes inscritos, por lo que el número de menores raptados representa cerca de la mitad del alumnado.
El primer reporte de la CAN hablaba de 227 secuestrados, pero las autoridades religiosas revisaron la cifra tras comprobar que otros 88 estudiantes habían sido capturados mientras intentaban huir, lo que elevó el total a 315 personas desaparecidas.
“El número final es aterrador. Muchos intentaron escapar, pero los captores lograron alcanzarlos”, señaló el obispo Yohanna en un comunicado.
Creciente presión internacional
Los ataques ocurren en un contexto político cada vez más delicado.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha amenazado públicamente con una intervención militar en Nigeria, alegando una “campaña de violencia yihadista contra los cristianos”.
A esto se sumó el pronunciamiento del secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, quien pidió al gobierno nigeriano tomar “acciones urgentes y sostenidas” para frenar la violencia contra comunidades cristianas, según un comunicado del Pentágono.
El gobierno nigeriano aún no ha confirmado la cifra de secuestrados del viernes. El gobernador del estado de Níger, Umar Bago, afirmó que los servicios de inteligencia continúan el recuento y que los datos oficiales se publicarían este sábado.
Mientras tanto, las autoridades de Níger, Katsina y Plateau ordenaron el cierre total de escuelas.
Además, el Ministerio de Educación clausuró 47 internados de secundaria en todo el país y el presidente Bola Tinubu canceló su participación en la cumbre del G20 en Sudáfrica para atender la crisis.

Nigeria enfrenta desde hace años una doble amenaza: bandas criminales, conocidas como “bandidos”, que operan en zonas rurales con poca presencia estatal, dedicadas a secuestros masivos para exigir rescates.
Además, grupos yihadistas como Boko Haram y su facción Estado Islámico en África Occidental (ISWAP), responsables de miles de muertes y millones de desplazados.
En 2014, Boko Haram secuestró a casi 300 niñas en Chibok, un caso que conmocionó al mundo y cuyas consecuencias siguen vigentes: decenas de víctimas nunca regresaron a casa.
Aunque los “bandidos” no comparten la ideología de los yihadistas, los analistas advierten que su creciente colaboración táctica agrava la crisis de seguridad en el país más poblado de África.
Con más de 40.000 muertos y dos millones de personas desplazadas en 16 años de insurgencia en el noreste, Nigeria se enfrenta ahora a un repunte de secuestros masivos que multiplica la incertidumbre y el temor en comunidades enteras.
Mientras continúan las operaciones de búsqueda, las familias de los estudiantes raptados aguardan cualquier noticia sobre sus seres queridos en medio de un clima de profunda angustia.
