Entrar a un café con su perro, pedir un latte y que le ofrezcan un platito de agua para la mascota suena ideal. Pero, detrás de la foto perfecta para Instagram, muchos comercios que se venden como pet friendly no cumplen con las condiciones mínimas para garantizar la seguridad de personas y animales.
En el país, los lugares que aceptan mascotas han aumentado considerablemente, lo que ha popularizado el término “pet friendly”. A la mayoría de las personas les agrada esta tendencia y los comercios lo saben: han adaptado sus espacios para que clientes y animales puedan convivir.
No obstante, no se trata únicamente de decir “aceptamos perros”, sino de establecer normas claras, capacitación y adaptación de espacios. ¿Cuáles son esas políticas? ¿Qué implican? ¿A qué se exponen y qué deben prever los comercios? En este Explicador, conversamos con expertos para responder a estas preguntas.
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Si estás con prisa, aquí el resumen:
- Los comercios pueden fijar sus propias reglas para permitir el ingreso de mascotas, pero deben garantizar un espacio seguro con medidas como uso de correa, bozal, vacunas al día y restricciones a animales enfermos o en celo.
- La responsabilidad por daños causados por una mascota recae en su dueño, según la Ley de Bienestar Animal; el comercio no tiene que asumir esos costos.
- Antes de ingresar con una mascota, el dueño debe conocer y cumplir las políticas del lugar, que pueden incluir aforo máximo, zonas restringidas, cobro adicional y presentación de vacunas o identificación.
¿Qué significa realmente ser “pet friendly”?
El concepto se ha mercantilizado y usado como estrategia de mercadeo, según la presidenta del Colegio de Profesionales en Medicina Veterinaria, Silvia Coto. Ella advirtió que estos lugares no siempre garantizan las condiciones necesarias para que sean seguros tanto para humanos como para mascotas.
De hecho, el fin de semana, una madre denunció que su hijo de siete años fue atacado por un perro de raza pitbull dentro de un centro comercial, mientras el animal caminaba sin bozal. La mujer cuestionó públicamente al centro comercial, a través de redes sociales, por la supuesta ausencia de protocolos para atender este tipo de incidentes.
De acuerdo con Angie Portela, gerente legal de APriori Derecho Corporativo, los centros comerciales, restaurantes y otros espacios deben contar con un documento escrito que detalle los lineamientos bajo los cuales se aceptan animales.
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“Así como los restaurantes tienen reglas de que las personas no pueden ingresar sin camisa o sin zapatos, por ejemplo, un perro no podría entrar sin correa o estando sucio”, explicó.
Aunque en el país no existe una reglamentación específica, organizaciones como el Instituto de Comportamiento y Bienestar Animal Fogaus y el de Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica (Inteco), establecieron una serie de parámetros para certificar a los negocios como Pet Friendly.
David Peiró, director de Fogaus, explica que en la certificación se contemplaron 64 parámetros que obligaban a los negocios a garantizar un espacio seguro para personas y animales domésticos.
Entre las medidas preventivas señaladas están:
-Uso de bozal y correa: bajo un enfoque de “introducción positiva” para que el perro se acostumbre al bozal (tipo cesta) mediante asociacionismo positivo.
El bozal debe exigirse para el ingreso de cualquier perro de 18 kilos o más, ya que un ataque de ese peso puede ser letal. Se recomienda educar a los dueños para evitar la satanización de este elemento.
Además, se debe portar correa no extensible de máximo un metro y collar seguro (no de ahorque ni púas).
-Restricciones de ingreso: impedir la entrada de perras en celo, perros enfermos o recién operados, o gatos (ya que se apegan al territorio y sacarlos de casa podría constituir maltrato psicológico).
-Bioseguridad y medidas sanitarias: los perros deben estar vacunados y desparasitados; las instalaciones deben contar con equipos y protocolos de desinfección.
-Formación del personal: capacitación en etología canina, identificación de riesgos y manejo de emergencias por ataques.
-Auditorías: las municipalidades u otras autoridades deben fiscalizar el cumplimiento.
-Protección a población vulnerable: especial cuidado con niños, dado que por su altura suelen recibir mordidas en la cara, lo que incrementa el riesgo de lesiones graves o muerte.
Pese a estas pautas, el Inteco y Fogaus confirmaron a La Nación que actualmente dichas certificaciones no están activas.
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Protocolo de seguridad
Por su parte, la presidenta del Colegio de Veterinarios insiste en la necesidad de protocolos claros de seguridad y salud. “Solo con responsabilidad compartida se podrá construir un entorno seguro y verdaderamente pet friendly”, afirmó.
Entre las recomendaciones del Colegio de Veterinarios se incluyen:
-Establecer un aforo máximo de mascotas por día.
-Contar con personal capacitado que verifique identificación, vacunas, correa y bozal según el Reglamento de Tenencia Responsable de Animales.
-Habilitar áreas específicas para esparcimiento animal, separadas de zonas de alto tránsito o consumo de alimentos.
-Tener brigadas entrenadas en manejo de incidentes, técnicas de desescalada, contención y primeros auxilios para animales.
La abogada Portela coincidió en que es clave que los comercios dispongan de un protocolo de respuesta y un seguro de responsabilidad civil que cubra daños a personas, bienes o animales dentro del local. También recomendó contar con mecanismos de mediación y apoyo legal en caso de reclamos o denuncias.
Las políticas deben comunicarse claramente, por ejemplo, mediante un código QR que detalle las responsabilidades del dueño al ingresar. Cada comercio define sus propias reglas: algunos hoteles, por ejemplo, cobran tarifas adicionales según el tamaño del perro o establecen áreas restringidas.
Para Peiró, sin embargo, estas políticas deberían ser definidas por las municipalidades, a través de oficinas de bienestar animal, que exijan protocolos o certificados emitidos por entes reconocidos para operar como pet friendly.

Riesgos y responsabilidades legales
La Ley de Bienestar Animal establece que los dueños son responsables por los daños o perjuicios que cause su mascota. Portela explica que esta responsabilidad es similar a la que tienen los padres cuando sus hijos dañan algo en una tienda: los daños deben ser asumidos por el propietario del animal.
Asimismo, los dueños están obligados a conocer la raza y características de sus mascotas, ya que ciertas razas deben portar bozal y, en el caso de determinadas castas, se requieren cuidados adicionales.
De acuerdo con el abogado penalista Andrés Pérez, la Ley de Promoción de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor como la jurisprudencia nacional han abordado con firmeza la responsabilidad que asumen los proveedores de servicios —como los centros comerciales— frente a los daños que puedan sufrir los consumidores dentro de sus instalaciones.
En un caso similar al del niño atacado por el pitbull la semana pasada, Portela señaló que, al no contar el centro comercial con un protocolo de respuesta, podría aumentar su responsabilidad, “en el sentido de que fue negligente en la atención de lo ocurrido en las instalaciones”, lo que podría derivar en una sanción económica.
La asesora legal indicó que esto podría ocurrir porque, aunque tengan una política pet friendly, es posible que no cuenten con una póliza que cubra este tipo de incidentes.