
A principios de setiembre, el Caribe amaneció con una flota de guerra frente a sus costas. Buques, submarinos nucleares y miles de soldados de Estados Unidos se posicionaron cerca de Venezuela, en un despliegue militar que pocos esperaban y que dejó a la región con muchas preguntas.
Washington dice que el objetivo es frenar el narcotráfico internacional, pero la magnitud de la operación hizo saltar las alarmas. ¿De verdad se trata solo de droga o hay algo más detrás?
El movimiento llega después de que Donald Trump acusara al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de ser el jefe del Cartel de los Soles, una supuesta red de narcotráfico que calificó como una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
Y ahora, no solo Maduro está en la mira. Trump también acusó de narcotraficante al presidente colombiano Gustavo Petro y le cortó la ayuda financiera a su país por presuntamente “fomentar” la producción de drogas.
Aunque todavía no ha habido un conflicto directo entre Estados Unidos y Venezuela, el Ejército estadounidense destruyó seis embarcaciones que, según señalaron, transportaban droga. El resultado: al menos 30 muertos y una tensión que no deja de subir.
Razones del despliegue

De acuerdo con Luis Diego Segura, académico de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional (UNA), pese a que Estados Unidos ha utilizado el argumento del narcotráfico para atacar y desplegar equipo militar, el conflicto está impulsado por factores geopolíticos, ideológicos y de seguridad regional que van más allá de las acusaciones de Trump contra Maduro.
Señaló que hay evidencias de vínculos entre altos mandos del gobierno y del Ejército venezolano con el narcotráfico, lo que refuerza la narrativa estadounidense. También, agrava la situación la presencia del grupo criminal Tren de Aragua en Estados Unidos, presuntamente con conexiones dentro del régimen venezolano.
Además, existe un cansancio acumulado en Estados Unidos hacia el régimen venezolano, tras más de dos décadas de gobiernos chavistas, en los que Venezuela ha intentado crear alianzas con otros países para evadir sanciones y apoyar regímenes contrarios a los intereses de Washington.
Entre esas alianzas, Segura destacó la relación de Caracas con China, un hecho que inquieta a Estados Unidos en el marco de su rivalidad estratégica con Pekín.
Con el despliegue militar, Trump buscaría reafirmar la influencia estadounidense en América Latina y enviar un mensaje a regímenes como los de Cuba y Nicaragua de que “Estados Unidos vuelve a estar presente” en la región.
¿Estamos viviendo el inicio de una posible guerra?
De acuerdo con Segura, la posibilidad de un conflicto armado entre Venezuela y Estados Unidos es muy baja.
Aunque existe un despliegue militar, Estados Unidos no ha movilizado aún el personal suficiente para una invasión generalizada. “Para invadir Venezuela se requiere de una cantidad de tropas que simplemente no está en el terreno”, explicó Segura.
Además, considera poco probable que Washington incremente su presencia militar, ya que una guerra requeriría la aprobación del Congreso estadounidense, y “no creo que el Parlamento lo apruebe”.
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Explicó que tampoco es probable que ocurra una extracción directa de Nicolás Maduro, pues el mandatario está fuertemente protegido y una operación de ese tipo implicaría altos riesgos y pérdidas militares.
Sin embargo, Segura considera que sí podría darse otro tipo de acción militar más limitada: ataques de precisión en puntos estratégicos del territorio venezolano.
Se trataría de una operación como la realizada por Israel en Irán, con una primera oleada de ataques a baterías antiaéreas y radares, para posterior neutralizar a la cúpula militar y política.
“Con golpes precisos y estratégicos, Israel logró debilitar la capacidad de toma de decisiones y de defensa antiaérea del país”, recordó Segura.
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Presión militar
En criterio del analista, la presencia militar estadounidense en el Caribe tiene como objetivo presionar: forzar al gobierno venezolano a entrar en un estado de emergencia y negociar concesiones.
“Si esto es lo que están buscando, lo están logrando. Ya el régimen está en alerta. Saben que Estados Unidos tiene la capacidad de lanzar ataques de precisión y ya tienen ese despliegue militar en el terreno”, añadió.
De hecho, considera que podrían estarse realizando negociaciones por debajo de la mesa entre ambos países, mediadas por canales diplomáticos o por terceros Estados.
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Abdicación o entrega del poder
Segura enfatizó que Nicolás Maduro no entregará el poder, ya que tiene mucho que perder y sería perseguido por sus detractores. Además, pocos países estarían dispuestos a recibirlo.
La única posibilidad de que el régimen ceda sería si “ya tiene encima la invasión o si los ataques han comenzado de forma directa” y Maduro buscara una vía para salir del país.
En ese escenario, podría producirse un cambio interno dentro del régimen, con nuevos coroneles o generales asumiendo el liderazgo. Por ejemplo, una opción sería que Maduro entregue el poder al político y militar Diosdado Cabello, aunque según el experto, ese cambio sería nulo porque ambos representan un mismo régimen.
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¿El Ejército de Venezuela está listo para la guerra?
Según el analista, el entrenamiento del Ejército venezolano ha estado enfocado en el control interno y en la represión de protestas, por lo que no está preparado para enfrentar un conflicto armado ni una eventual invasión o ataques de precisión.
Además, el Ejército venezolano carece de la capacidad militar para resistir ofensivas de este tipo, debido a la desventaja tecnológica frente a las naves y equipos de última generación de Estados Unidos.
“Es decir, Venezuela cuenta con un aparato militar antiguo y limitado, afectado por la crisis económica que atraviesa desde hace una década", dijo Segura.
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¿Cómo impactaría a Costa Rica?
Aunque Costa Rica no sería un actor directo del conflicto, tendría algunos efectos indirectos:
- Bajo impacto económico directo: los lazos comerciales, financieros y productivos entre Costa Rica y Venezuela son actualmente muy reducidos, por lo que no habría afectaciones significativas en el intercambio bilateral.
- Posible alza en los precios del petróleo: un conflicto armado podría provocar fluctuaciones en el mercado internacional del petróleo, elevando los costos de combustibles y transporte en Costa Rica. No obstante, es un escenario especulativo, ya que todo dependería de cómo reaccione el mercado global. Si Estados Unidos logra estabilizar rápidamente la situación, el efecto en los precios podría ser temporal y hasta bajar; si no, podría generarse un aumento sostenido.
- Efecto migratorio: si la crisis venezolana se agrava, podría incrementarse la salida masiva de personas de ese país, lo que a mediano plazo repercutiría en la región y eventualmente en Costa Rica al ser un país de paso.
