Según la DEA, Edwin Daney López Vega, alias Pecho de Rata, habría comprado una finca en Sixaola, Talamanca, para recibir ‘aviones cargados de cocaína’. Él es uno de los requeridos por la justicia estadounidense para extradición.
Costa Rica ha tenido que afrontar el problema de una red silenciosa y extendida: las pistas del narco en Costa Rica, rutas ilegales que han proliferado por décadas a la sombra de potreros, bosques y fincas.
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¿Cómo se relacionan con la droga?
La mayoría de la droga que se produce en Sudamérica transita hacia Norteamérica por medio de lanchas; sin embargo, también se utilizan avionetas para burlar los controles marítimos.
Según explicó el subdirector del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Michael Soto, las lanchas permiten trasegar hasta dos o más toneladas de cocaína, mientras que las avionetas apenas pueden movilizar unos 200 o 300 kilogramos, en promedio. Pero hay algunas situaciones por las que los grupos criminales a veces optan por las aeronaves. Las avionetas viajan más rápido, son más difíciles de interceptar y sirven como un medio alternativo de movilidad cuando se realizan grandes operativos en las vías marítimas.
“Basta recordar que el trasiego de la cocaína, históricamente, empezó por aire con el cártel de Medellín a finales de los 1970. Pero la idea en ese momento era priorizar la rapidez sobre la cantidad”, señaló.
Las avionetas, además, se utilizan en algunos casos para trasegar otros insumos relacionados con el narcotráfico como el propio combustible de las aeronaves y de las embarcaciones, el dinero en efectivo obtenido por medio de la venta de las sustancias ilícitas o hasta el armamento que se usa para resguardarlas.
En palabras más sencillas, las avionetas y las pistas de aterrizaje le aportan versatilidad a los grupos criminales.
¿Por qué proliferaron estas pistas en Costa Rica?
Las pistas clandestinas proliferaron en Costa Rica —al igual que en otras partes de América— por una mezcla de varios factores.
Entre ellos, que Costa Rica ya se había establecido como una zona de tránsito y almacenamiento de droga por la vía terrestre y marítima desde inicios de siglo; que el país cuenta con una alta disponibilidad de zonas boscosas y de plantaciones agrícolas; y que las autoridades policiales costarricenses siempre han tenido una reducida capacidad para realizar patrullajes aéreos.
Soto recordó que, en su período como ministro de Seguridad, la sección de Vigilancia Aérea apenas tenía entre 12 y 14 aeronaves; y añadió que algunas de las aeronaves que estaban más viejas se retiraron a inicios de la actual administración.
“Lo cierto es que la capacidad de la fuerza aérea costarricense es tremendamente limitada, al punto de que hay que racionalizar el uso de combustible, que la compra de repuestos es muy compleja y que son muy pocos los aviones que tiene el país”, señaló.
Por otra parte, el sitio especializado Insight Crime señaló dos factores adicionales en un análisis sobre la situación que publicó en 2020. Por un lado, recordó que Costa Rica carece de tecnología de punta en materia de radares aéreos y, por otro, que la legislación costarricense por mucho tiempo había restringido el margen de acción de las autoridades para intervenir pistas en sitios privados.
¿Cómo se ha abordado esta situación?
En los últimos años se tomaron algunas medidas para intentar atacar este tipo de pistas.
Quizás la más importante fue la aprobación y firma de la Ley para Inutilizar Pistas de Aterrizaje No Autorizadas (9.902), en el segundo semestre de 2020.
Esta normativa estableció los criterios para que las autoridades puedan destruir pistas no autorizadas por medio de mecanismos que van desde la siembra de árboles hasta la movilización de tierras o el uso de explosivos.
El procedimiento es relativamente sencillo. Si se identifica una posible pista no autorizada, se le tiene que solicitar una justificación al dueño del inmueble y, si se comprueba la ilegalidad de la vía, entonces se puede gestionar su destrucción sin mayor demora.
Esta ley no impuso mayores castigos a los propietarios de los sitios con pistas irregulares, pero al menos resolvió los impedimentos legales para intervenir en propiedades privadas. Los castigos pueden llegar por otras vías, si se comprueba complicidad en actividades delictivas.
A pesar de ese avance legal, Soto señaló que a Costa Rica le queda camino por avanzar en otras vías.
“Existe una necesidad de radares potentes que sean colocados en lugares estratégicos como las costas, que es por donde tenemos más problemas”, comentó.
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¿Cuántas pistas clandestinas hay en el país?
Como las pistas clandestinas están fabricadas para pasar inadvertidas, es imposible determinar a ciencia cierta cuántas existen en Costa Rica.
No obstante, se han publicado algunas aproximaciones.
En 2020, durante la discusión para aprobar la Ley 9.902, el Ministerio de Seguridad Pública había dicho tener identificadas más de 140 pistas sin permisos.
La aproximación, había indicado la cartera, se basaba en información de inteligencia costarricense y en cooperación de autoridades estadounidenses y panameñas.
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Desde la aprobación de la Ley 9.902 hasta diciembre de 2024, sin embargo, se había registrado la destrucción de 20 pistas. Así lo publicó el diario Extra, que también indicó que no había registro de nuevas pistas inhabilitadas en lo que iba de ese último año.
La Nación le solicitó datos actualizados sobre la cantidad de pistas clandestinas identificadas y destruidas en los últimos años al Ministerio de Seguridad. No obstante, la oficina de prensa indicó que la gestión estaba en trámite hasta el cierre de este trabajo.
El exviceministro de Seguridad, Álvaro Ramos, había asegurado en una audiencia legislativa de diciembre de 2024 que tenía conocimiento de la existencia de al menos unas 60 u 80 pistas clandestinas en el país hasta ese momento. Pero, consultados sobre esos números en una conferencia de prensa, el presidente Rodrigo Chaves y el ministro de Seguridad, Mario Zamora, evitaron confirmar o desmentir esa cifra.
¿Qué es una pista clandestina?
Las pistas clandestinas son pistas improvisadas que se utilizan para el aterrizaje y el despegue de aeronaves; principalmente de avionetas.
Como no se registran ante las autoridades de Aviación, suelen estar relacionadas con actividades ilegales como el tráfico de drogas, de armas o de dinero.
Las pistas clandestinas usualmente se establecen en fincas agrícolas, potreros, zonas boscosas y playas, principalmente por dos motivos:
— El primero, porque el aterrizaje y el despegue de aeronaves tiene que hacerse en sitios planos y despejados
— El segundo, porque las pistas clandestinas usualmente se establecen en sitios alejados y en donde puedan camuflarse como simples “caminos”
¿Por qué son difíciles de identificar?
Una pista clandestina es difícil de identificar porque no se requiere de mucho espacio para establecer una.
Algunas de estas pistas son de 500 metros de largo y 10 metros de ancho; lo cual explica por qué muchas veces se puedan confundir con simples caminos.
A eso se suma que no se trata de pistas asfaltadas, ni mucho menos.
“Literalmente pueden ser caminos de piedra suelta, de tierra o de pasto, en los que se usan hasta luces o focos para bajar en las noches”, explicó Michael Soto, exministro de Seguridad y actual subdirector del OIJ. “Además, suelen ser lugares muy aislados, muy retirados, con pocos vecinos; fincas manejadas por sus propietarios o hasta por sus peones, o que están abandonadas”, añadió.
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