¿Es verdad que los mejores salarios de Costa Rica se pagan en el sector público? Si escarbamos lo suficiente en los datos del mercado laboral costarricense podemos llegar a algunas conclusiones.
El Área de Estadística de la Caja Costarricense de Seguro Social publica todos los años un resumen con las escalas salariales por sector institucional (empresa privada, instituciones autónomas y Gobierno Central), y esos son los datos que usaremos como referencia para este artículo.
¿Mito o realidad? Veamos los datos —y, sobre todo, veamos los matices.
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Una nota metodológica de entrada: Los datos más recientes publicados por la CCSS son los correspondientes al año 2024 (específicamente, al mes de junio). En ese recuento se contabilizaron 1,13 millones de asegurados de la empresa privada, 158.500 de instituciones autónomas y 47.200 del Gobierno Central. En total, hablamos de unos 1,3 millones de trabajadores.
¿Dónde hay más salarios altos?
Si analizamos los datos de la Caja desde una perspectiva de cantidad, debemos de decir que la mayoría de los salarios altos del país se pagan en el sector privado, contrario de lo que se suele decir al respecto.
Veámoslo por barreras salariales.
— La barrera de los ¢2 millones la superan unos 80.922 asegurados entre la empresa privada, las instituciones autónomas y el Gobierno Central (un 6,1% del total); y siete de cada 10 son del sector privado.
— La barrera de los ¢4 millones la superan 15.551 asegurados entre la empresa privada, las instituciones autónomas y el Gobierno Central (un 1,2% del total); y ocho de cada 10 son del sector privado.
— La barrera de los ¢8 millones la superan 2.272 asegurados entre la empresa privada, las instituciones autónomas y el Gobierno Central (un 0,2% del total); y un 86% de ellos son del sector privado.
Ahora bien, ¿qué quieren decir estos datos?
En palabras sencillas, que la mayoría de las personas con salarios más altos del país trabajan en empresas locales o transnacionales del sector privado, y no en instituciones del Estado.
Esto, sin embargo, podría considerarse como algo normal, si tomamos en cuenta el tamaño de cada sector. El sector privado acumula al 85% de los trabajadores contemplados en este recuento y el sector público, representado en instituciones autónomas y Gobierno Central, solo el 15%.
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Pero entonces, ¿cuál sector tiene mejores salarios?
Si lo vemos por cantidad, como decíamos, tendríamos que señalar al sector privado.
Sin embargo, si hablamos de calidad general de las remuneraciones, tendríamos que decir que el sector público tiene escaleras salariales más equilibradas.
Mientras que el grueso de los salarios de los asegurados del sector privado se acumulan en las franjas más bajas y las remuneraciones altas son una especie de excepción, en el sector público hay una mayor proporción de salarios medios-altos.
Esto se puede observar si analizamos los datos por franjas.
— Los asegurados con salarios inferiores a ¢500.000 representan un 20,2% del total en las instituciones autónomas y un 17,4% del total en el Gobierno Central; pero alcanzan hasta un 58,7% en el sector privado.
En cambio:
— Los asegurados con salarios de entre ¢500.000 y ¢2 millones representan un 65,6% en las instituciones autónomas y un 76,8% en el Gobierno Central, pero solo un 36,3% en el sector privado.
Es decir, es más probable tener un salario medio o alto en el sector público que en el sector privado (aunque el sector público es más pequeño y ofrece menos salarios “disponibles”).
Otra nota metodológica: Usamos la barrera de los ¢500.000 para dividir la franja de salarios bajos de la franja de salarios medios-altos porque esa cifra es la mediana salarial en Costa Rica. Es decir, es el salario que divide a todas las remuneraciones del país en dos mitades: la mejor pagada y la peor pagada.
¿Y los topes salariales recientes?
En los últimos años se aprobaron límites a las remuneraciones en el sector público. Estos quedaron establecidos en la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas (9.635) y la Ley Marco de Empleo Público (10.159).
La Ley de Empleo Público indicó textualmente que ningún salario del sector público podrá superar la remuneración del Presidente de la República, que se fijó en ¢5,57 millones para el próximo mandatario.
Esta norma excluyó de su ámbito de aplicación a los entes públicos no estatales, al Cuerpo Benemérito de Bomberos y a las empresas públicas en competencia.
Sin embargo, la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas había señalado que en el caso de las empresas en competencia no se podrían pagar remuneraciones de más de 30 veces el salario base de la categoría más baja de la escala de sueldos de la Administración Pública (unos ¢8 millones mensuales), y únicamente cuando exista un estudio de mercado que lo justifique.
Esta ley también permitió el “congelamiento” de los salarios públicos cuando la deuda del Gobierno Central supera el 60% del PIB: un escenario que ha ocurrido desde 2020 y que en los últimos años ha propiciado que los salarios públicos reales pierdan capacidad adquisitiva, mientras que los salarios privados ganan terreno.
Una anotación legal: A pesar de la aprobación de esas dos normas, aún hay funcionarios públicos que cobran montos superiores a los permitidos. Esto ocurre porque las leyes no se podían aplicar de forma retroactiva, lo que quiere decir que no se podían aplicar reducciones o recortes salariales de los trabajadores que habían sido contratados desde antes.
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¿Y a qué se debe que los sectores sean tan distintos?
Hay diversas hipótesis de por qué hay buenos salarios en el sector privado y en el sector público, pero suele haber una menor proporción de bajos salarios en el segundo.
Una de las principales es que los salarios más altos suelen ser los que se pagan a trabajadores más altamente calificados, los cuales son más comunes en la administración pública y en las empresas o instituciones del Estado.
Sectores como el comercio, la industria manufacturera, la agricultura o la construcción están mucho más relacionados con el sector privado, y suelen ser en los que se contrata a una mayor cantidad de personas con grados menores de calificación.
Otro factor es que el sector público costarricense tiene una mayor organización gremial y que esto podría haberle ayudado a conseguir mejores condiciones que el sector privado, en donde son poco comunes los sindicatos y entidades similares. Esta es una hipótesis que planteó Daniel Salazar, máster en Desigualdades y Ciencias Sociales de The London School of Economics, ante una reciente consulta de La Nación.