
Las casas construidas a partir de contenedores marítimos comienzan a ganar terreno en Costa Rica. A simple vista suenan modernas, diferentes y sostenibles. Además, suelen promocionarse como una opción económica y rápida de levantar.
Sin embargo, detrás de esta publicitada simplicidad hay varios requisitos que muchos desconocen. A diferencia de lo que podría pensarse, construir una casa contenedor no significa saltarse trámites ni ahorrar en permisos.
Por eso, antes de que coloque un contenedor en un lote, preste atención a los requisitos que señalan las municipalidades de Cartago y Santa Ana, dos cantones donde este tipo de viviendas ha comenzado a ganar espacio.
Ambas explicaron a La Nación cuáles son los pasos que deben seguirse al momento de optar por transformar un contenedor en su hogar.
Estos son los trámites
Aunque las casas contenedor no requieren un permiso especial, el procedimiento para obtener la licencia de construcción puede variar entre municipalidades. Cada gobierno local aplica su propio proceso según el plan regulador y las plataformas que utilice para recibir los proyectos.
Tanto la Municipalidad de Cartago como la de Santa Ana coincidieron en que estas viviendas deben cumplir los mismos requisitos que una construcción tradicional. No existe un procedimiento diferenciado por el tipo de estructura, siempre que el diseño cumpla con los estándares técnicos, de seguridad y habitabilidad que exige la ley.

En Cartago, la revisión inicia cuando el proyecto se presenta mediante la plataforma digital APC (Administrador de Proyectos de Construcción) del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA).
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El trámite, según indicaron, debe ser gestionado por un profesional responsable, ingeniero o arquitecto, que garantice el cumplimiento de los requisitos técnicos y legales. Luego, el expediente es revisado por el CFIA y el Ministerio de Salud, antes de llegar a la municipalidad, donde se evalúa la normativa local y se emite la licencia de construcción.
Por su parte, la Municipalidad de Santa Ana explicó que este tipo de proyectos se tramitan dentro de la categoría de “Obras Generales” y deben cumplir con todos los documentos requeridos para una vivienda convencional.
Entre los principales requisitos figuran el plano catastrado, el certificado de uso de suelo, la certificación de propiedad, la póliza del Instituto Nacional de Seguros, el comprobante del pago del permiso de construcción y las cartas de disponibilidad de agua y electricidad.
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Los propietarios deben estar al día con la Caja Costaricense de Sguro Social y las obligaciones municipales, y en algunos casos cumplir con alineamientos de instituciones como la Secretaría Técnica Ambiental, según la ubicación del terreno o si el proyecto se encuentra cerca de ríos, carreteras o zonas protegidas.
Además, estas construcciones tienen que cumplir con la normativa técnica vigente: el Código Sísmico, el Código de Instalaciones Hidráulicas y Sanitarias y el Código Eléctrico, entre otros reglamentos.
Requisitos adicionales y revisiones técnicas
En ambos cantones, la viabilidad del proyecto depende de la zonificación del terreno y del plan regulador. El gobierno local de Cartago aclara que, aunque no hay prohibiciones específicas, la ubicación y el diseño deben ajustarse a los parámetros de uso de suelo, cobertura y altura.
En Santa Ana también confirmaron que no existen limitaciones en su plan regulador, pero que cada caso es distinto y las construcciones deben cumplir con las normas urbanísticas según la zona donde se ubiquen.
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En la experiencia de Cartago, los primeros proyectos de este tipo enfrentaron dificultades para cumplir con las dimensiones mínimas exigidas por el Reglamento de Construcciones para una vivienda unifamiliar, especialmente el ancho de los dormitorios y la altura interna.
“Esto obligó, en varios casos, a modificar la estructura original del contenedor, incorporando ampliaciones o elevaciones que representaron un mayor costo económico y un reto técnico adicional”, indicó la municipalidad.
El reglamento establece que un dormitorio principal debe tener al menos 9 metros cuados (m²) de área y 2,50 metros de ancho, mientras que la altura mínima entre el piso y el cielo raso debe ser de 2,40 metros. Las puertas deben tener al menos 2,10 metros de alto y 0,90 metros de ancho libre, salvo en piezas no habitables, donde puede reducirse a 0,80 metros.

Esto representa otro reto en las casas contenedor, ya que muchas veces las aberturas originales no alcanzan esas dimensiones y deben ampliarse o reforzarse estructuralmente para cumplir con la norma.
Reconocimiento oficial
Actualmente, este tipo de construcciones ya cuenta con una clasificación oficial del Ministerio de Hacienda, dentro del Manual de Valores Base Unitarios por Tipología Constructiva, publicado en La Gaceta N.° 178 del 28 de septiembre de 2023.
Esa inclusión las reconoce como un sistema constructivo formal, con una vida útil estimada entre 45 y 50 años, según los materiales utilizados.
En la práctica, esto facilita su valoración fiscal, los trámites municipales y los avalúos bancarios, al contar con una referencia oficial para calcular impuestos y otorgar créditos hipotecarios.

Financiamiento
Una vez que se completan todos los requisitos y se cuenta con los permisos de la municipalidad, se abre la posibilidad de financiar una casa contenedor, siempre que se trate de una construcción permanente.
Tanto el Banco Nacional (BN) como el Banco Popular (BP) ofrecen créditos para este tipo de vivienda bajo las mismas condiciones que una casa tradicional o prefabricada.
En el caso del BN, es posible financiar proyectos de construcción, compra de lote y construcción, ampliaciones o remodelaciones. El BP también permite hipotecarlas como garantía, siempre que los planos estén aprobados, la propiedad inscrita y exista un avalúo favorable.
Además, ambas entidades ofrecen líneas de vivienda sostenible para proyectos que cumplan criterios ecológicos. En contraste, BAC, Davivienda y BCR informaron a La Nación que, por ahora, no financian casas construidas con contenedores.