
El mercado de tarjetas de crédito en Costa Rica es un negocio en expansión. El monto prestado por las entidades financieras creció en el último año, al igual que la cantidad de plásticos en circulación.
En el país hay un jugador que domina la actividad y detrás otros bancos que intentan cortar la distancia.
Para este especial sobre tarjetas de crédito, La Nación elaboró una radiografía del negocio, que incluye un repaso por los diferentes tipos de plásticos que hay en el mercado, como las tarjetas superpremium; los beneficios para los clientes; y la relevancia de hacer un uso adecuado del plástico.
Peso del negocio
En Costa Rica, el saldo de los créditos vigentes en tarjetas de crédito reportado por todo el Sistema Financiero Nacional (SFN) supervisado por la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef) fue de ¢1,5 billones a setiembre pasado. Esto equivale al 6% del saldo total de préstamos vigentes en el sistema.
Con este resultado, el saldo del crédito tarjetero se incrementó en un 1,67% respecto al reportado al noveno mes del 2024.
Según las cifras de Sugef, BAC Credomatic acaparó a setiembre pasado el 46,9% del monto prestado. Mientras, otras seis grandes entidades tenían, en conjunto, el 47,3% del saldo colocado: Banco Nacional (BN), Banco de Costa Rica (BCR), Banco Popular, Promérica, Scotiabank y Davivienda.
El 5,8% restante se divide en 22 entidades supervisadas.
El saldo del crédito de tarjetas en el BAC ascendió a ¢701.042 millones; el 78,3% de esos recursos se prestó en moneda nacional.
Los datos de la Superintendencia muestran que en este banco priman las tarjetas de crédito otorgadas a personas físicas, pues el saldo de ellas equivale a un 95,6% del total mencionado en esta entidad. El porcentaje restante corresponde al sector empresarial y al sector público.
Promérica, por su parte, fue la segunda entidad supervisada que reportó más saldo en créditos vigentes en tarjetas de crédito: ¢207.297,8 millones; el 83,3% está en colones. El 97,7% del dinero prestado fue a personas, y el restante se reparte entre los segmentos empresariales, corporativos y sector público.
Las otras cinco entidades financieras en mención registraron saldos de entre ¢57.063 millones, como el BCR; y ¢154.239,6 millones, en el BN.
Plásticos en circulación, oferta y deudores
Además del saldo crediticio, otro indicador que permite dimensionar el tamaño del mercado es la cantidad de tarjetas en circulación.
A diciembre pasado, en el país circulaban 3.098.781 tarjetas de crédito, según datos del Banco Central de Costa Rica (BCCR). Esto implica un incremento de 9,6% respecto a la cantidad de plásticos reportados al mismo periodo del 2023.
Al cierre del primer semestre del 2025, se registraron un total de 476 tipos distintos de tarjetas de crédito, de acuerdo con un informe publicado por el Ministerio de Economía, Industria y Comercio (MEIC).
El Banco Popular es el que cuenta con más tipos de tarjetas, con 142; seguido del BAC, con 88; y Promérica, con 70.
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En el mercado local, hay tarjetas a las que solo se puede acceder si se recibe la invitación de la entidad financiera, pues son superpremium, es decir, están dirigidas a un segmento exclusivo de la población.
Por otra parte, existe una gran cantidad de plásticos que el cliente sí puede solicitar, y la institución decidirá si lo otorga o no.
Las tarjetas de crédito son una herramienta financiera útil cuando la persona las emplea de forma correcta, las paga a tiempo y respeta las condiciones establecidas; pues tienen diversos beneficios, entre ellos, la acumulación de millas, puntos o cashback (según se elija).
Las millas se utilizan, principalmente, en programas viajeros y pueden ser canjeadas, por ejemplo, por boletos aéreos o paquetes turísticos. Mientras, los puntos se usan, entre otras cosas, para canjearlos por artículos en comercios afiliados a la entidad financiera.
Ahora bien, un tarjetahabiente cuyo beneficio sea el cashback podrá acumular un porcentaje determinado de dinero sobre las compras que hace en comercios específicos, según el tipo de tarjeta que tiene.
Josué Rodríguez, director de la empresa de asesoría financiera Sirú Financiero, recordó que hay tarjetas de crédito que también permiten financiar compras en plazos sin intereses, siempre que se mantenga dentro de las posibilidades reales de pago del cliente.
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De acuerdo con datos de Sugef, a setiembre pasado se contabilizaban 1,29 millones de clientes físicos con tarjetas de crédito en bancos, cooperativas de ahorro y crédito, financieras y otras entidades.
Sin embargo, esta cifra puede incluir duplicidades, pues una misma persona podría figurar en más de una entidad si tiene tarjetas emitidas por diferentes instituciones.
Importancia de hacer un uso adecuado de las tarjetas
María Isabel Cortés, directora ejecutiva de la Asociación Bancaria Costarricense (ABC), recordó que las tarjetas de crédito son, ante todo, un medio de pago que permite realizar compras con un plazo para cancelar sin intereses.
“Los problemas surgen cuando se utilizan como un mecanismo de financiamiento”, advirtió.
En la misma línea, el director de la firma Sirú Financiero explicó que el verdadero riesgo aparece cuando la tarjeta deja de ser una herramienta para administrar pagos y se convierte en una fuente de endeudamiento para sostener un estilo de vida que excede las capacidades económicas de la persona.
“Ese uso desordenado eleva significativamente el riesgo financiero debido a las altas tasas de interés y los costos asociados, lo que puede comprometer seriamente la estabilidad económica de una persona o familia”, añadió.
Por ello, en momentos de estrés, crisis personales o dificultades para controlar los impulsos de consumo, recomienda limitar o suspender el uso del crédito, pues cuando las tarjetas se usan sin control, pueden transformarse en una de las principales fuentes de estrés económico, al afectar la liquidez, generar sobreendeudamiento y deteriorar la reputación crediticia.
También existe un sector no supervisado
El panorama del crédito en tarjetas no se limita solo a los actores bajo supervisión de la Sugef.
Aunque este artículo se centra en el sistema financiero regulado, no se puede pasar por alto que existe un segmento que ofrece tarjetas de crédito sin estar supervisado por la Sugef, en el que aparecen entidades como Credix y Soluciones de Pago MB.
Para hacer una aproximación sobre el crédito podría estar colocado mediante entidades no supervisadas, La Nación comparó el saldo a junio del 2025 que reporta un reciente informe del MEIC —¢1,61 billones, que incluye tanto a entidades supervisadas como no supervisadas— con el que reporta la Sugef al mismo periodo.
Con base en este ejercicio, se estima que, en principio, el saldo de créditos vigentes en tarjetas en las entidades no supervisadas fue de ¢94.607 millones al primer semestre del año.
