Moody’s decidió modificar la perspectiva de la calificación crediticia a largo plazo del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) al pasarla de perspectiva “negativa” a nivel “estable”, y reafirmó la nota actual de largo plazo en B1, como consecuencia de la reciente modificación realizada a la calificación soberana del país.
“La perspectiva de calificación de ICE cambia en línea con la perspectiva de calificación del Gobierno de Costa Rica, reconoce los vínculos profundos con el gobierno, tales como la propiedad, los ingresos derivados del mismo domicilio y la exposición a riesgos comunes, como las tasas de interés, el tipo de cambio y la economía”, explicó la agencia estadounidense en un comunicado publicado este jueves 9 de diciembre.
La calificadora informó, este miércoles, el cambio en la perspectiva al Gobierno a raíz de de una reducción del déficit fiscal y la recuperación de la economía del país. La calificación del país es de B2, un escalón por debajo de la del ICE.
Según la metodología de la agencia, esta calificación de riesgo B significa que los instrumentos del emisor son clasificadas como especulativas, y de alto riesgo crediticio. Pero en el caso de la empresa pública al estar en categoría B1, implica que está más cerca de obtener una nota de calidad de crédito cuestionable, en vez de especulativa.
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“Dado que las calificaciones de ICE están un nivel por encima del Gobierno de Costa Rica, es poco probable que se produzca una mejora en los próximos 12 a 18 meses. La presión al alza requeriría una mejora de la calificación soberana de Costa Rica”, explicó Moody’s en su comunicado.
La agencia también efectúa calificaciones de riesgo crediticio del Banco Nacional y del Banco de Costa Rica (BCR), pero hasta el momento no ha informado en una cambio en la perspectiva de la nota de ambas entidades estatales.
Revisión específica
En el caso el análisis efectuado al ICE, la calificadora destacó que el Instituto tiene una posición dominante en el mercado de servicios públicos. Además de que la nota considera las métricas financieras relativamente más sólidas y la expectativa de que el marco regulatorio seguirá siendo confiable.
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“Según nuestra metodología (…) tiene una dependencia de incumplimiento ‘alta’ como consecuencia de la dependencia de la misma base de ingresos y los riesgos crediticios comunes compartidos con el Gobierno. Además, considera que tiene un nivel ‘alto’ de apoyo gubernamental durante eventos extraordinarios debido a su importancia para la economía nacional y la seguridad nacional”, se explica en el comunicado.
El fundamento de ese nivel de dependencia también se evidencia, según la agencia, en que el Instituto debe reinsertar sus utilidad neta en desarrollo de proyecto de generación eléctrica, su operación de energía está exenta del pago del impuesto sobre la renta y por su rol en la política energética de Costa Rica.
En la Evaluación de Crédito de Línea Base, la cual no toma en cuenta el respaldo del Gobierno, se reconoce al ICE una posición estratégica en el mercado nacional y un marco legal de regulación que respalda la operación y cumplimiento de las obligaciones de la empresa.
“La decisión de Moody’s ratifica el trabajo desarrollado en los últimos meses. Hemos ejecutado una estrategia financiera agresiva, cuyos frutos estamos viendo, y que esperamos continúen en 2022, para beneficio de nuestros clientes”, manifestó Hazel Cepeda, gerente general del Instituto.
Desde el 2019, la empresa estatal implementó una Hoja de ruta para la sostenibilidad financiera que implicó la renegociación del financiamiento del Fideicomiso Uno para la construcción de la Planta Hidroeléctrica Reventazón, la colonización de créditos en dólares, la subasta y el canje de bonos locales, la emisión de bonos internacionales y la colocación de bonos verdes.