Un llamado hecho en la red Twitter, donde en la segunda semana de marzo anterior se pedía ayuda para colaborar en las acciones contra el nuevo coronavirus, atrajo la atención de la multinacional Akamai Technologies.
Una de las solicitudes era la provisión urgente de equipo de protección para el personal de salud, entre ellas, las máscaras de protección facial.
¿Qué tenemos y qué podemos ofrecer ante el llamado? Esta fue la consigna de Akamai, cuyo enfoque no es la de impresión 3-D, pero tiene equipo que se puede utilizar en eso, y un laboratorio de innovación “donde se juntan muchos curiosos” a desarrollar sus ideas, dijeron los ingenieros Andrés González, gerente de sitio para Akamai Technologies, y Mario Peña, especialista de soluciones senior.
Una de las entidades incluida en la red de colaboradores es la Universidad de Costa Rica (UCR). Akamai, dijeron los ingenieros, tiene una buena relación con esa casa de estudios, pues muchos de los ingenieros de la empresa se graduaron ahí.
Esa relación propició el rápido contacto y la reacción inmediata para este plan de ayuda en medio del coronavirus. En la tercera semana de marzo el plan ya estaba en marcha y, junto con la también transnacional Boston Scientific, cada uno puso al servicio su fortaleza.
Peña, quien conduce esta labor de cooperación en Akamai, explicó que en esa compañía hacen impresión en 3-D de partes para las máscaras de protección facial y visores quirúrgicos.
Los materiales se envían luego a la UCR, donde se realiza el proceso de desinfección y armado, para entregar los equipos a entidades que, a su vez, lo utilizan entre el personal que atiende la emergencia.
Hasta el momento, se lograron entregar unos 600 equipos de parte de Akamai, explicó Peña.
Boston Scientific, por su parte, también produce partes de las máscaras en impresoras 3-D, según una información divulgada por la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde).
“Entre las iniciativas desplegadas por la corporación, destaca el proyecto en colaboración con la UCR para la producción y donación de mascarillas transparentes para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), utilizando nuestros recursos, en este caso el humano, y nuestra capacidad de impresión”, explicó Luis Javier Serrano, vicepresidente de Operaciones en la planta de Coyol, Alajuela, de Boston Scientific.
Según Peña, aparte de la entrega concreta de equipo, de una alianza como esta quedan más lecciones. “La clave es la comunicación directa con las entidades. A través de esta canal de colaboración hubo mucho empuje de la UCR, de respuesta directa con nosotros. La lección aprendida es que deben haber puntos focales de contactos entre entidades, entre personas, entre nombres”, detalló.
Agregó que probablemente en el país hay muchos otros laboratorios de innovación, tanto en empresas como en casas de estudios públicas y privadas, que están uniendo esfuerzos para colaborar.
Uno de los retos del equipo, continuó, es mejorar los tiempos de impresión, que ahora se tardan hasta ocho horas pese a los avances en tecnología, para tener una respuesta más rápida a las necesidades.
Los equipos aportados por estas empresas de alta tecnología se pueden reutilizar y usar al menos durante tres o cuatro días si se realizan los procesos adecuados de limpieza, dijo Peña.