La Comisión Europea advirtió a los gobiernos que la integran sobre la especial vulnerabilidad de la Unión Europea en tecnologías “críticas”, específicamente en Inteligencia Artificial, biotecnología, semiconductores y computación cuántica.
La Comisión instó a los gobiernos a evaluar los riesgos potenciales antes de finalizar el año para identificar las medidas necesarias para fortalecer la seguridad estratégica en respuesta a rivales como China.
En la recomendación enviada a las capitales europeas, Bruselas evita mencionar directamente a China como la fuente principal de preocupación y enfatiza la necesidad de examinar cada caso de manera individual. Sin embargo, sitúa esta iniciativa en el contexto del compromiso común de “reducir riesgos sin romper lazos” con terceros países, una expresión utilizada con frecuencia en Bruselas para referirse a las tensiones geopolíticas con Pekín.
“La tecnología ahora desempeña un papel central en la competencia geopolítica, y la Unión Europea busca ser un actor, no un campo de juego”, afirmó Vera Jourova, vicepresidenta de la Comisión Europea responsable de Estado de derecho.
Thierry Breton, comisario de Mercado Interior, subrayó que tomar “medidas de protección no significa adoptar un enfoque proteccionista”.
El Ejecutivo comunitario (Comisión Europea) ya advirtió en junio pasado sobre la necesidad de que la UE tome medidas para evitar que países terceros, como China o Rusia, pongan en riesgo la seguridad europea al acceder a tecnologías avanzadas desarrolladas por empresas europeas o a infraestructuras clave a través de inversiones o relaciones comerciales.
Por lo tanto, Bruselas solicitó una “estrategia de seguridad económica” que comienza por identificar los riesgos más críticos y mejorar el control de las operaciones comerciales de entrada y salida.
Dado el reconocimiento de las limitaciones en la competencia comunitaria, la Comisión Europea llamó a la colaboración entre los Estados miembros y el sector privado para iniciar la reflexión y crear un marco de acción común.
El primer paso consiste en presentar una lista de diez sectores clave para la seguridad nacional y europea, como los microchips, la Inteligencia Artificial y las supercomputadoras, destacando cuatro de estas áreas que requieren una evaluación de riesgos sistémicos antes de que finalice el año.
Para seleccionar estos diez sectores vulnerables, Bruselas se basa en tres criterios: la posibilidad de un uso dual civil y militar de la tecnología, la amenaza potencial para los derechos humanos y su naturaleza transformadora.