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Además del transporte de pasajeros, otro negocio que ha surgido es el alquiler de tuk-tuk a largo plazo, por tres meses o más, lo cual hacen los hoteles. Foto: Cortesía
Nosara es un pueblo desarrollado entre callejones con restaurantes, comercios de alta gama y hoteles que pese a todas las comodidades que ofrecen se localizan lejos de las paradisíacas playas de este distrito del cantón de Nicoya, en Guanacaste. Sin embargo, las distancias se acortan en medio de caminos de lastre, huecos y calles de un solo carril con un pintoresco viaje en los toritos o tuk-tuk, que funcionan como transporte alternativo en la zona.
Actualmente, circulan por los caminos de Nosara unos 80 a 100 vehículos de este tipo, pertenecientes a empresas o propietarios individuales que trasladan a lugareños y turistas. Teresita Mora fue de las primeras en ofrecer este servicio. Ella se enamoró de la región hace más de 30 años, pero desde que llegó su principal limitación era la movilidad, pues aunque el pueblo ofrecía todas las comodidades para vivir, las distancias entre comercios eran extensas y pagar un taxi o algún medio de transporte tradicional era muy costoso.
Así fue como aparecieron los primeros tuk-tuk, como una iniciativa para trasladarse a un bajo costo y que abrieron una serie de encadenamientos productivos para personas de la zona.
Mora es copropietaria de “Mosca tuk-tuk”, un emprendimiento que cuenta con ocho de estos triciclos motorizados, desde hace más de 20 años. Actualmente, tiene a varias personas trabajando para la empresa. Ella, junto a su esposo Ronald Mora, o “Mosca”, como lo conocen en la zona, aseguran que tratan de mantener el negocio de una manera formal y acatando —en la medida de lo posible— las normativas de transporte de Costa Rica.
Al igual que ocurre con otras modalidades de transporte informal en Costa Rica, el servicio opera al margen de la legislación. Mora explica que desde hace varios años han recurrido a las autoridades para buscar una manera de obtener un permiso para trabajar dentro del marco normativo y a su vez tener cobertura por posibles siniestros.
Pese a que no son los únicos en la zona con este tipo de transporte, Mosca tuk-tuk fue el segundo emprendimiento en ofrecer el servicio y está conectado con la mayoría de hoteles y restaurantes de la zona.
Algunas otras empresas cuentan con su propio tuk-tuk y brindan el servicio de acuerdo con sus horarios personales mientras que otras tienen su propia flotilla y generan empleos, ingresos adicionales y facilidades a las personas. Entre ellas han diseñado un sistema de tarifas, pago a colaboradores, comunicación y hasta página web para brindar el servicio.
Fuente de empleo
Johel Siles es una de las personas que hizo de esta actividad su fuente de ingresos, pues asegura que comenzó trabajando para un propietario de tuk-tuk y hace unos cuantos años logró comprar su propio “torito”, como también se les conoce. El nombre toritos tuk-tuk es el resultado de apodos brindados por nacionales y extranjeros, pero generalmente solo se les conoce como tuk-tuk.
Cobertura del Tuk Tuk
FUENTE: GOOGLE MAPS || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Estos vehículos motorizados llegaron a solventar un problema de transporte, no solo para los turistas sino también para los locales, es decir, acortar distancias y simplificar el transporte no solo para el turismo, sino que también le permitió a los locales trasladarse a sus lugares de trabajo de una manera más accesible.
En Nosara hay muchos locales comerciales, pero las casas de habitación no están tan cercanas, por lo cual, previo a los tuk-tuks el trasladarse implicaba para muchos más de una hora caminando.
“Una vez me llamó un señor que había salido de trabajar del Lagarta Lodge, a las 11 p. m.. A esa hora le dimos el servicio porque si no le hubiera tocado irse hasta la casa a pie porque no hay más opciones”, aseguró Mora
Por este motivo, las empresas de toritos tienen un sistema de pago en el cual los locales pagan ¢3.000 por el transporte mientras que los turistas (sin importar si son nacionales o extranjeros), cancelan de ¢4.000 en adelante.
Los operadores no tienen un sistema de tarifas formalmente establecido, pero los precios van de acuerdo con la distancia y lo acordado por ellos mismos. Entonces, a playa Guiones pueden cobrar ¢3.000; a playa Pelada, algo similar, pero a Ostional, playa Sámara o Junquillal los precios suben un poco y pueden rondar los ¢8.000, dependiendo de cuántos kilómetros se deban recorrer.
Los propietarios de tuk-tuks organizaron un grupo de Whatsapp donde se comparten la demanda de los turistas de manera que si alguien llama a uno de los números, pero el transportista no está disponible porque está finalizando otro viaje, lo informa en el grupo para que alguno de los que está disponible acuda en su lugar.
Durante el año pasado, a raíz de las restricciones para viajar por la pandemia, la demanda del servicio se vio afectado debido a la caída del turismo y algunos propietarios incluso perdieron sus motocarros, pero conforme se ha ido recuperando la visitación los operadores aseguran que este medio de transporte resulta conveniente debido a su menor costo.
Aunque el turismo no se recupera al 100%, Siles explicó que al menos ya hay más movimiento y eso les ayuda a mantener el negocio a flote, pero la demanda sigue impulsada, principalmente, por los locales.
Regulación
Este servicio opera como medio de transporte público informal, es decir, se brinda el servicio a personas, nacionales o extranjeras. Mora explica que desde hace varios años han recurrido a las autoridades para obtener permisos, pero asegura que no ha recibido respuesta positiva por parte del Consejo de Transporte Público (CTP).
“Lo que ofrecen es una licencia de taxi y eso es muy caro, además de que el tuk-tuk no cumple con todas las características de un taxi rojo”, agregó Mora.
Debido a esto los dueños de tuk-tuks deben operar en una zona gris en términos de normativa, pues no hay regulación que los respalde como medio de transporte alternativo. Es decir, que en el caso de un accidente de tránsito no hay póliza que respalde a los pasajeros o al conductor.
En el 2019, el Consejo de Transporte Público (CTP) emitió un criterio jurídico en el que declara el servicio como un transporte público que requiere regulación y especifica detalles sobre las licencias que deberán utilizar.
La Nación conversó con Manuel Vega, presidente ejecutivo del CTP, quien explicó que están al tanto de los “mototaxis” como él les llama. Asegura que pese a que en el 2019 se emitió un criterio jurídico y hay espacios en la ley para cambiar la jurisdicción e incluir a los tuk-tuk como un medio de transporte público, se requiere una reforma en la legislación, es decir, implica la redacción de un proyecto de ley y su respectiva aprobación en el Congreso, lo cual aún no está ni siquiera en planes.
“Vea lo que pasa en Nicaragua. Ese servicio se autorizó para ciertos tipos de viajes en algunas regiones, pero yo que estoy en constante comunicación con las autoridades de ese país explican que la gente no respeta los límites y suben a más pasajeros de los autorizados en distancias no permitidas. Ese es el riesgo que corremos en Costa Rica también”, agregó Vega.
Por el momento, como solución, Vega propone que los usuarios utilicen transporte público tradicional como buses, busetas o taxis.