La mitad de la población del país carece de cuenta de ahorro en una institución financiera.
Es más, el 80% no deposita su dinero en dichas entidades y el 90% no tiene préstamos con estos establecimientos. Son personas que de una u otra forma se encuentran excluidas del sistema financiero formal.
Este panorama lo arroja un análisis efectuado por La Nación de los datos de la más reciente Encuesta de Inclusión Financiera en Costa Rica , realizada a finales de 2011 en 148 países y publicada este año por el Banco Mundial.
Se habla de inclusión cuando los diferentes servicios financieros como medios de pago, opciones de ahorro e inversión, créditos y seguros, entre otros, que ofrecen las instituciones financieras, son accesibles y a un costo bajo para los diferentes sectores de la población.
Costa Rica se ubica en el puesto 59 entre los 148 países en penetración de cuenta bancaria, superando a naciones similares como Chile y Uruguay. Sin embargo, aún existe una gran parte de la población que no tiene acceso a estos servicios.
En el país, las personas con algún tipo de exclusión son en su mayoría de sexo femenino, de bajos ingresos y con poco nivel educativo. Por ejemplo, la carencia de cuenta de ahorro entre las personas pobres supera en 2,2 veces a la que experimenta la población de mayores ingresos. Entre quienes tienen solamente estudios de primaria, el no poseer cuenta es seis veces más frecuente en comparación con los que fueron a la universidad.
Por su parte, los hombres que ahorran y piden prestado en instituciones financieras duplican en cantidad a las mujeres, y solamente cuatro de cada diez mujeres tienen cuenta, en comparación a seis de cada diez hombres.
A su vez, las dos principales razones señaladas para no tener cuenta son la falta de dinero (33%) o porque un familiar ya tiene (21%). A estas se suman la falta de confianza en las instituciones, ausencia de documentación, la distancia a la institución, entre otros.
Los que sí usan este servicio, por el contrario, son en su mayoría asalariados, que utilizan la cuenta para recibir pagos del trabajo (55%) o del Gobierno (27%).
“El segmento de asalariados ha logrado una alta bancarización, en buena parte porque las empresas a través de los pagos de planilla la han hecho. Pero las personas que trabajan por cuenta propia, los de bajos ingresos o amas de casa están menos bancarizadas, y está asociado a que no tienen ingresos propios”, comentó el economista Ronulfo Jiménez.
Riesgos y beneficios. La exclusión a estos servicios hace más riesgoso el manejo del dinero. “Es más seguro y eficiente hacer pagos a través del sistema financiero, que con efectivo, ya que hay más posibilidades de robo o pérdida del dinero”, destacó Jiménez.
Otros de los beneficios son la posibilidad de ahorrar con mayor disciplina y el acceso al crédito para hacer frente a emergencias.
Antonique Koning del Grupo Consultor para Ayuda a los más Pobres (CGAP), organización con sede en el Banco Mundial que se encarga de desarrollar soluciones para lograr la inclusión financiera alrededor del mundo, explicó que el acceso a estos servicios ayuda a las personas a crear activos cuando generan ingresos, a suavizar el consumo, a manejar y reducir el riesgo a través de la compra de seguros, a disminuir el estrés y mejorar la toma de decisiones.
“A nivel macro hay estudios que muestran que una mayor intermediación financiera ayuda a la economía a crecer y reduce la desigualdad ya que el crecimiento se reparte de manera más equitativa”, agregó la especialista.
Camino por delante. Según Jiménez, si bien el país va por buen camino es necesario crear una agenda de inclusión financiera. “Deben incorporarse el Gobierno, las entidades reguladoras y el mismo sistema, para remover obstáculos que puedan existir en la bancarización de las personas”, comentó.
“Lo ideal es buscar la universalización del sistema de cuentas de deposito y dar educación para que la gente use con intensidad la cuenta”, añadió el economista.
La encuesta Se realizó a 150.000 personas mayores de 15 años en 148 países del mundo, durante el 2011 por Gallup Inc. En Costa Rica la muestra fue de 1.000 personas y se ponderó para garantizar representatividad nacional. El margen de error es de 3,7%.