Joseph Joseph marca rumbo en el ámbito empresarial de Costa Rica como propietario de Pequeño Mundo, una de las cadenas de tiendas comerciales más conocidas del país cuando se trata de variedad para el hogar.
El empresario, quien también es presidente de la Liga Deportiva Alajuelense, cuenta la historia de la compañía familiar que abrió el primer local en San Pedro de Montes de Oca en 1990. Hoy es un imperio comercial que construye en Tibás la tienda número 19 de la cadena en Costa Rica.
En entrevista con La Nación, Joseph comparte los orígenes de Pequeño Mundo, el papel de su familia en este camino, y cómo equilibra su pasión por los negocios con su amor por el fútbol.
― ¿Cómo surge Pequeño Mundo?
― Es un negocio familiar que empezó hace un poco más de 30 años. Mi papá, que en paz descanse, siempre fue una persona que nos habló de negocios. A mis dos hermanas y a mí siempre nos gustó eso, y ahí empezó todo.
― ¿En aquel momento dimensionaba la cantidad de locales que iba a tener a futuro y los planes que surgirían a partir de eso?
― No, jamás lo pensé. Esto empezó cuando yo estaba en la universidad; combinaba estudio y trabajo y no lo pensaba, fue sucediendo de camino.
― ¿Cómo inicia la expansión?
― Fue sucediendo orgánicamente. No fue algo muy planeado, empezamos primero con dos sucursales entre 1990 y 1991 en San Pedro y en Escazú. Después nos animamos a abrir en un tercer lugar, que fue en Desamparados.
“Después vinieron más sucursales como Curridabat, la de Guachipelín de Escazú y así hasta llegar a las 18 sucursales de hoy”.
― ¿Cómo satisface la demanda de la gente y posiciona la marca de un negocio como un lugar donde se encuentra de todo?
― Empezamos vendiendo solo ropa. Después fuimos metiendo otras categorías, como artículos para el hogar, ferretería, alimentos y otros. Yo creo que la clave es el precio.
“Todos nuestros esfuerzos son para ofrecer el mejor precio a nuestros consumidores. Tratamos de comprar en volúmenes grandes para poder bajar costos y ofrecer el mejor precio posible a nuestros clientes. Y esto es una lucha de todos los días”.
― ¿Por qué Pequeño Mundo es el paraíso del “gluten-free”?
― Hemos incorporado productos gluteen-free y sé que los celíacos están muy agradecidos con eso, porque también en esos productos procuramos ofrecer el mejor precio. Mi esposa es celíaca, entonces es alguien que siempre está preguntando, pidiendo y sugiriendo ese tipo de productos.
― ¿Qué planes a futuro tiene Pequeño Mundo?
― Este año estamos levantando la sucursal de Tibás y después tenemos otras sucursales, nada más que no las anunciamos con anterioridad. Nuestra política es no anunciarlo, solo llegar a las comunidades y abrir el local.
― ¿Cómo se reparte la vida de un empresario con el fútbol?
― Es un reto, es mucho tiempo que exigen todas las actividades: los negocios y el fútbol, con la Liga y la Federación. Uno trata de partirse en cien pedazos para poder cumplir con todo.

― A veces seguro ni duerme...
― Correcto, pocas horas. Es algo que tengo que corregir, porque el sueño nunca debe faltar por tema de salud.
― ¿Qué ha sido lo más difícil como empresario al ver la expansión de Pequeño Mundo?
― En su momento fue armar un equipo de trabajo, porque dichosamente ahora hay uno muy bueno, y eso sin duda ha ayudado a hacer más rápido el proceso de expansión. Cuando no lo teníamos, por supuesto que era más difícil.
“Ahora hay gente que tiene bastantes años trabajando en la empresa, algunos tienen 20 años, otros 18 años o 15 años. Eso facilita mucho las cosas porque ya es más fácil entenderse con las personas que uno trabaja”.
* Colaboró la periodista Marcia Solano.