
Al cierre del 2025, los ingresos fiscales del Ministerio de Hacienda muestran señales de estancamiento, en un entorno marcado por bajo dinamismo económico, presiones cambiarias y tensiones vinculadas a la deuda con la Seguridad Social.
De acuerdo con el resumen acumulado de las cifras fiscales a octubre, divulgado el viernes 19 de diciembre, los ingresos tributarios aumentaron en términos netos ¢27.597 millones respecto al mismo mes del 2024; sin embargo, como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) la tendencia fue inversa.
Mientras en octubre del 2024 los tributos representaban el 10,9% del PIB, en el mismo mes de este año la proporción se redujo al 10,5%, lo que equivale a una caída de 0,4 puntos porcentuales (p.p.).
Asimismo, al analizar el desglose de los datos de ingresos, gastos y financiamiento del Gobierno Central, las cifras acumuladas a setiembre —las más recientes disponibles— muestran que tanto el Impuesto sobre la Renta (ISR) como el Impuesto al Valor Agregado (IVA), principales pilares de la recaudación, crecieron a un ritmo menor que en años anteriores.
De cara a los comicios del 2026, especialistas consultados por La Nación advirtieron que este panorama plantea retos relevantes para la próxima administración, especialmente en cuanto a la capacidad del Estado para atender sus obligaciones y resguardar la sostenibilidad fiscal.
Asimismo, expusieron posibles factores detrás del freno observado en la recaudación.
Renta no superó nivel de recaudación de 2023
En el caso del Impuesto sobre la Renta, las cifras fiscales históricas reflejan un incremento en la recaudación entre 2018 y 2019, al pasar de ¢1,14 billones a ¢1,32 billones, lo que representó un aumento efectivo de ¢181.667 millones.
Ese desempeño fue seguido por una caída previsible durante el año de la pandemia por covid-19, cuando los ingresos descendieron a ¢1,2 billones.
Posteriormente, el fisco registró una recuperación relevante, con avances sostenidos en 2021 y 2022, hasta alcanzar ¢1,85 billones. Al comparar este último dato con el de 2019, previo a la emergencia sanitaria, se evidencia un repunte de ¢524.183 millones.
Para el 2023 también se registró un incremento, aunque más moderado, al alcanzar ¢1,87 billones; sin embargo, en 2024 la recaudación se desaceleró y se ubicó en ¢1,78 billones a setiembre. Esto representó una disminución de ¢88.686 millones respecto al mismo periodo del año anterior.
Durante el 2025, se observa un leve repunte, con ingresos por ¢1,86 billones, aunque todavía se mantiene por debajo del monto registrado en 2023.
La economista Adriana Rodríguez, gerenta general de Puestos de Bolsa del grupo financiero Acobo, explicó a La Nación que el pico de recaudación registrado en el 2023 respondió a un “rebote pospandemia” y a utilidades empresariales que aún se mantenían elevadas antes del choque cambiario que comenzó a enfrentar el país.
Rodríguez señaló que la apreciación del tipo de cambio impactó directamente las ganancias de las personas jurídicas de los sectores de mayor peso en la economía y del régimen definitivo.
De acuerdo con las cifras fiscales a setiembre, entre el 2023 y el 2024 la recaudación de estos contribuyentes cayó un 11,3%, mientras que en el 2025 apenas repuntó un 4,6%.
La estabilización del tipo de cambio en un rango bajo no significa que su impacto haya acabado, sino que deja permanentemente reducidos los márgenes empresariales, aunque ya no se reporten nuevas pérdidas contables por desvalorización de activos.
— Adriana Rodríguez, gerenta general de Puestos de Bolsa del grupo financiero Acobo.
Rodríguez agregó, en esa línea, que cuando el colón se aprecia, las empresas que venden en dólares pero pagan sus costos en colones ven reducirse sus ganancias contables, por lo que terminan pagando menos impuesto de renta de empresas.
Al mismo tiempo, el crecimiento se concentra en Zonas Francas, que generan empleo y renta de personas físicas, pero aportan relativamente poco al impuesto de renta de sociedades y al IVA interno por sus exoneraciones. Esa combinación hace que la economía crezca, pero la recaudación de renta jurídica e IVA no lo refleje con la misma fuerza.
IVA pierde impulso por menor dinamismo económico
En el caso del Impuesto al Valor Agregado, la serie histórica a setiembre de cada año muestra un aumento sostenido —con excepción del periodo de la pandemia—; no obstante, en los años más recientes se percibe una desaceleración, con incrementos cada vez más moderados.
En los años previos a la pandemia, la recaudación acumulada del IVA evidenciaba una trayectoria ascendente.
Luego, entre el 2020 y el 2021 —durante la fase de recuperación tras el freno productivo por la emergencia sanitaria— el país logró recaudar ¢298.006 millones adicionales, al pasar de ¢1,16 billones a ¢1,46 billones.
Esa dinámica se mantuvo entre el 2021 y el 2022, cuando los ingresos aumentaron en ¢139.311 millones, y continuó en el 2023 con un alza de ¢103.821 millones, hasta alcanzar ¢1,7 billones.
Sin embargo, a partir de ese punto se observa una pérdida de impulso. En el 2024, el crecimiento se redujo a ¢87.428 millones y, en el 2025, el aumento acumulado a setiembre fue de apenas ¢57.464 millones.
En otras palabras, aunque la recaudación mantiene una curva ascendente, el ritmo de crecimiento se ha desacelerado y tiende a estabilizarse en incrementos cada vez más moderados.
Daniel Ortiz, director ejecutivo de la firma Consejeros Económicos y Financieros (Cefsa), señaló a este diario que, además de la apreciación del colón, la recaudación de este tributo —al igual que la del impuesto sobre la renta— se ha visto afectada por una inflación que, desde el año pasado, se mantiene cercana a cero o en terreno negativo.
En ese contexto, explicó que la baja inflación limita los ajustes salariales y de precios en las empresas, debilita la demanda interna y reduce el dinamismo de la actividad económica, incluido el consumo, lo que se traduce en menores ingresos por ventas y, por ende, en una recaudación más baja.
Próximo gobierno enfrentará retos fiscales
Según el economista Daniel Ortiz, aunque la actual administración experimentó los efectos positivos de la reforma fiscal aprobada en el 2018, el gobierno que resulte de los próximos comicios enfrentará un entorno distinto y más retador.
Aunque descartó una “crisis fiscal”, advirtió que el bajo dinamismo de la recaudación se da en un contexto de fuerte contención del gasto, ligada a una menor inversión social. En ese escenario, un eventual cambio de tendencia haría que la debilidad de los ingresos pese aún más sobre las finanzas públicas.
Además, alertó que un eventual rebote del tipo de cambio —con una depreciación del colón— incrementaría la presión sobre la deuda pública en moneda extranjera y el pago de intereses, hoy favorecidos por la apreciación cambiaria.
En esa línea, Pablo González, gestor junior de Portafolios del Grupo Financiero Mercado de Valores, advirtió que, ante una recaudación que crece por debajo del desempeño de la economía, el próximo gobierno deberá reforzar la modernización tributaria y la lucha contra la evasión.
Añadió que la sostenibilidad fiscal en 2026 dependerá de mantener un balance primario positivo —con ingresos superiores a los gastos, sin considerar intereses—, clave para seguir reduciendo la deuda y evitar nuevas presiones.
A ello, recordó, se suman riesgos como la volatilidad cambiaria y la desaceleración de las exportaciones, que inciden en el crecimiento del PIB.