La agencia Fitch Ratings degradó la calificación de riesgo de la constructora MECO a raíz de la incertidumbre financiera y comercial por las investigaciones de presunta corrupción para obtener contratos de obra pública en Costa Rica. La empresa se califica en Panamá, aunque no tiene emisiones de valores inscritas.
La calificadora estadounidense anunció este viernes 10 de diciembre que redujo la nota desde A- a BBB+ y la colocó en observación negativa debido a la caída de los negocios de la empresa en Costa Rica y en Colombia, sus dos principales mercados previo que a estallara un escándalo de presunta corrupción en el primero de estos países, conocido como Caso Cochinilla.
La metodología de la agencia establece que las calificaciones “A” se otorgan a las empresas cuya situación económica puede afectar a las finanzas. Mientras que las “BBB” son para aquellas compañías de mediana clase al momento de ser calificadas.
“La observación negativa incorpora la incertidumbre en torno al desempeño financiero y comercial de MECO, así como la presión potencial en la liquidez de la compañía ante la posibilidad de que se debilite su capacidad para participar en proyectos futuros que limiten la renovación del portafolio de proyectos”, explicó Fitch en un comunicado.
MECO informó por escrito a La Nación que aunque la situación en Costa Rica tiene repercusión en la calificación, la nueva nota es “muy buena” y el cambio fue moderado.
“El principal mercado de la empresa durante muchos años ha sido Panamá y Centroamérica en general. Colombia es un mercado en desarrollo para nuestra empresa. Los ingresos proyectados para el 2021 serán muy superiores a los del 2020 y cerca de los ingresos máximos históricos de la empresa. Vemos para el 2022, mercados en crecimiento en todos los países donde operamos y estamos participando activamente en todos los procesos de licitación”, detalló la empresa.
La constructora también subrayó que está al día en todas sus obligaciones financieras y que cuenta con el apoyo de la banca.
“Nuestra empresa tiene una estructura financiera muy sólida, por lo que no vemos problemas para el cumplimiento de nuestros compromisos financieros”, destacó la compañía.
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La constructora es evaluada por la agencia, desde febrero del 2015, cuando se sometió de manera voluntaria porque tenía como objetivo efectuar una colocación de deuda en el mercado bursátil panameño o costarricense.
De hecho ese mismo año, la empresa anunció que emitiría $50 millones en bonos corporativos en Panamá, donde la empresa participaba en varios proyectos de infraestructura, e informó que la emisión estaba en estudio en la Superintendencia de Mercado de Valores de Panamá. No obstante, a la fecha, la empresa no aparece en el listado de emisores con valores registrados que la entidad pública posee en su sitio web.
Carlos Cerdas Araya, propietario de la compañía, y junto con otros funcionarios de la firma son investigados por la Fiscalía y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) por presuntos sobornos a funcionarios del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
En este caso también se sigue una pesquisa contra altos jerarcas de H. Solís, la Compañía Asesora de Construcción e Ingeniería (Cacisa) e Ingeniería Técnica de Proyectos (ITP). Así como a varios funcionarios públicos.
MECO, fundada en 1977, posee un portafolio de proyectos de obras en Costa Rica, Panamá, Colombia, Nicaragua y El Salvador.
Golpe financiero
El comunicado de Fitch destacó que la empresa reportó, a setiembre pasado, proyectos por ejecutar por un valor de $693 millones. Sin embargo, la empresa redujo, entre julio y setiembre de este año, la cartera de obras en Colombia por $300 millones “como consecuencia de los efectos de la investigación por presunta corrupción pública en temas de conservación y mantenimiento vial en Costa Rica, ante un potencial riesgo reputacional”.
Las obras pendientes por ejecutar equivalen a cerca de un año y dos meses de operación de la constructora, informó la calificadora con base en los ingresos de los últimos 12 meses de la constructora.
“La incorporación continua de proyectos nuevos al portafolio es clave para una visibilidad mayor sobre los ingresos futuros de la compañía, frente a la volatilidad inherente del negocio de la construcción”, se destacó en el informe de la agencia.
Fitch prevé que el portafolio de proyectos de la compañía se enfoque en las operaciones en Panamá y Nicaragua, en el 2022 y 2023, debido al golpe en los negocios en Costa Rica y Colombia.
Los ingresos de la empresa ascendieron a $581 millones, a setiembre pasado, lo cual significó un incremento del 22%, frente a los $478 millones en el mismo periodo del 2020. Dicha reactivación se generó por el mayor movimiento de actividad de la construcción después de paralización de obras a raíz de la pandemia.
Sin embargo, la rentabilidad de la empresa fue del 8%, a setiembre, frente al 16% en el mismo plazo del año pasado, a raíz de la reducción del volumen de negocios y a incremento de los gastos por el despido de empleados.
La calificadora también destacó que la constructora enfrenta un escenario de liquidez ajustado, pues el saldo en efectivo era de $37 millones, a setiembre pasado, pero la deuda a corto plazo y largo plazo es de $58 millones y $66 millones, respectivamente.

“A medida que el volumen de negocios se reduce, la compañía se enfoca en la administración del capital de trabajo para recuperar hasta $380 millones en cuentas por cobrar de clientes gubernamentales y en reducciones de costos y gastos mayores para fortalecer la liquidez y la rentabilidad”, destacó Fitch.
La empresa le informó a la agencia calificadora de que venderá el próximo año concesiones en Colombia, por un valor aproximado de $65 millones, y usará los recursos para pagar deuda y otros pasivos.
* Nota del redactor: El nota se actualizó a las 4:50 p.m., de este 11 de diciembre, para incorporar la posición de MECO sobre el informe de Fitch Ratings.