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¿Puede un aumento en el salario mínimo generar una reducción en el empleo? ¿Afecta la inmigración el salario y empleo de los residentes? ¿Cómo influye una educación más prolongada a los ingresos futuros de una persona?
Buscar una respuesta a estos temas por medio de “experimentos naturales” llevó a tres economistas de universidades estadounidenses a recibir este año el Premio Nobel de Economía, anunciado este lunes 11 de octubre.
Se trata de David Card, profesor de la Universidad de California, Berkeley, nacido en 1956; Joshua D. Angrist, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts, de 61 años y Guido W. Imbens, profesor de la Universidad de Stanford, de 58 años.
Card, quien recibe la mitad del premio, dotado de casi un millón de euros ($1,1 millones), es colega del economista costarricense Andrés Rodríguez Clare, quien también es profesor en la Universidad de California.
“Tengo el gran honor de ser colega de David Card, a quien he llegado a conocer bien en los 10 años que llevo en el departamento (...) Cuando llegué a Berkeley, a menudo me quedaba hasta tarde en la oficina preparando las nuevas clases que estaba dando, y David -que es un fanático del vino- abrió una botella, ahí en su oficina, para darme la bienvenida”, contó, como anécdota, este lunes, el economista costarricense.
Los “experimentos naturales”, según explica en el sitio nobelprize.org, son situaciones que surgen en la vida real que se asemejan experimentos aleatorios. Por ejemplo, en un estado suben el salario mínimo y en otro no, entonces se comparan los efectos en el mercado laboral en cada uno.
“Los estudios de Card sobre cuestiones fundamentales para la sociedad y las contribuciones metodológicas de Angrist e Imbens han demostrado que los experimentos naturales son una rica fuente de conocimiento. Su investigación ha mejorado sustancialmente nuestra capacidad para responder preguntas causales clave, lo que ha sido de gran beneficio para la sociedad “, dijo Peter Fredriksson, presidente del Comité del Premio de Ciencias Económicas.
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Salario mínimo y empleo
En el tema de salario mínimo y empleo, a principios de los años 90 se creía que los salarios mínimos más altos conducían a un menor empleo porque aumentan los costos salariales para las empresas. No obstante, Card y Alan Krueger (fallecido hace dos años) demostraron que eso no necesariamente es cierto.
Para ello analizaron este experimento natural: a principios de la década de 1990, el salario mínimo por hora en Nueva Jersey se elevó de $4,25 a $5,05. En la vecina Pensilvania no hubo aumento.
Los autores se centraron en el empleo en restaurantes de comida rápida, una industria donde la paga es baja y los salarios mínimos importan, según se detalla en el documento: Los experimentos naturales ayudan a responder preguntas importantes.
Contrariamente a investigaciones anteriores, encontraron que un aumento en el mínimo del salario no tuvo ningún efecto sobre el número de empleados. Esta investigación pionera dio lugar a una gran cantidad de estudios de seguimiento.
“Hoy en día se piensa que lo que estaba equivocado en la teoría era que se asumía competencia perfecta, donde las empresas no tienen poder de mercado en la venta de sus productos o la contratación de empleados. Cuando existe ese poder de mercado, los salarios mínimos no necesariamente llevarían a una caída del empleo”, explicó Rodríguez.
El economista costarricense añadió que Card es muy cuidadoso a la hora de sacar implicaciones de sus estudios para las políticas públicas.
“No es alguien que use sus estudios para decir, por ejemplo, que se deben aumentar los salarios mínimos en todo lado. Lo importante es evitar dogmatismos y estudiar cada caso cuidadosamente, apegándose a la evidencia empírica, para llegar a las mejores soluciones”, añadió Rodríguez.
El salario mínimo ha sido tema de debate en muchos países. Este año lo ha sido en Estados Unidos con la propuesta del presidente, Joe Biden, de duplicarlo.
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Inmigración y empleo
En el tema de inmigración y empleo se esperaría que una mayor oferta laboral presione los salarios a la baja. Sin embargo, Card demostró que esto no necesariamente es así.
Para ello analizó este caso: en abril de 1980 emigraron 125.000 cubanos a Estados Unidos y muchos de ellos se instalaron en Miami, lo que implicó un aumento de la fuerza laboral en esa ciudad cercano al 7%.
Card comparó las tendencias de salarios y empleo en Miami con la evolución de los mismos en otras cuatro ciudades. A pesar del enorme aumento en la oferta laboral, Card no encontró efectos negativos para los residentes de Miami con bajos niveles de educación. Los salarios no cayeron y el desempleo no aumentó en relación con el resto ciudades.
Los estudios de seguimiento mostraron que un aumento en la inmigración tiene un efecto positivo en los ingresos de muchos grupos que nacieron en el país, mientras que las personas que inmigraron en un momento anterior se ven afectadas negativamente.
Una explicación para esto es que los nativos cambian a trabajos que requieren buenas habilidades en el idioma nativo y donde no tienen que competir con los inmigrantes por trabajos.
Educación e ingreso
Para ver si años adicionales de educación afectan los ingresos futuros Joshua Angrist y su colega Krueger analizaron este caso: en Estados Unidos los niños pueden dejar la escuela cuando cumplen 16 o 17 años, según en el estado.
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Esto debido a que todos los niños que nacen en un año calendario en particular comienzan la escuela en la misma fecha. Los menores que nacen a principios del año pueden dejar la escuela antes que quienes nacen más tarde en el año.
Cuando Angrist y Krueger compararon a personas nacidas en el primer y cuarto trimestre del año, vieron que el primer grupo había pasado, en promedio, menos tiempo en educación y que también tenían ingresos más bajos que las nacidas en el cuarto trimestre.
Debido a que el azar decide exactamente cuándo nace una persona, Angrist y Krueger pudieron usar este experimento natural para establecer una relación causal que muestra que una mayor educación conduce a mayores ingresos.
“El trabajo de los galardonados ha revolucionado la investigación empírica en las ciencias sociales y ha mejorado significativamente la capacidad de la comunidad investigadora para responder preguntas de gran importancia para todos nosotros”, indicó la Academia.