
Frente a los durísimos aranceles impuestos por Estados Unidos, Brasil, que es el primer productor y exportador mundial de café, espera que la dependencia estadounidense de sus emblemáticos granos le brinde una exención, pero también cuenta con atraer nuevos mercados.
Estados Unidos es el principal destino de las exportaciones brasileñas de este producto, que, al igual que la carne, está sujeto a un impuesto del 50% desde el 6 de agosto por decisión del presidente Donald Trump.
Otros productos (jugo de naranja, aviones...) han quedado exentos de esta medida tomada como represalia por el juicio contra el expresidente brasileño Jair Bolsonaro, aliado de Trump, por presunto intento de golpe de Estado.
“Creemos que en algún momento el café será exento”, declaró el lunes Paulo Teixeira, ministro de Desarrollo Agrario.
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¿Qué representa el mercado estadounidense?
Los estadounidenses son, con diferencia, los mayores consumidores de café del mundo, y la producción local es insignificante en comparación con la demanda. Cerca de un tercio del café importado por Estados Unidos proviene de Brasil, principalmente de la variedad arábica.
Por parte de Brasil, el 16,1% de las exportaciones de café tuvieron como destino el mercado estadounidense el año pasado, con un volumen de 8,1 millones de sacos de 60 kg (aproximadamente 486.000 toneladas), según datos del Consejo de Exportadores de Café de Brasil (Cecafé).
“A Estados Unidos le será difícil encontrar nuevos proveedores para tales volúmenes”, dijo Jorge Viana, presidente de la Asociación Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil), un organismo público, en un correo electrónico.
Es por eso que Brasil “sigue dispuesto a negociar” con Washington para lograr una exención, insiste. Pero las discusiones comerciales están estancadas entre el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la administración Trump.
Será “difícil para las marcas (estadounidenses) cambiar la composición de su ‘blend’ (mezcla de granos) sin afectar el sabor que agrada a sus consumidores”, explicó Renato Garcia Ribeiro, investigador del Centro de Estudios Avanzados en Economía Aplicada de la Universidad de Sao Paulo.
¿Qué impacto inmediato para el café brasileño?
“Mi mayor miedo es perder una clientela que he tardado años en consolidar”, dijo Raquel Meirelles, quien gestiona cafetales en el estado de Minas Gerais. Una cuarta parte de su producción de café de alta gama suele exportarse a Estados Unidos y sus clientes habituales le han advertido que “comprarán menos café del que preveían”.
“El impacto es muy grande”, lamentó Marcio Candido Ferreira, presidente de Cecafé, que afirmó que “no hay nuevos pedidos” de compra por parte de Estados Unidos desde el anuncio del impuesto adicional.
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Según Ferreira, muchos importadores han solicitado un aplazamiento en los envíos de pedidos para contratos ya firmados y “esperarán lo máximo” con la esperanza de una resolución de la crisis.
Por parte de Estados Unidos, Phyllis Johnson, presidenta de la empresa BID Imports, que importa café brasileño, es categórica: “Lamentablemente, con tales aranceles, este café se ha vuelto inaccesible”.
¿Nuevos mercados?
En todo el mundo “hay una escasez de café” y “otros mercados quieren el café brasileño”, aseguró el ministro Teixeira.
ApexBrasil ha puesto en marcha un programa de “diversificación de mercados” para ayudar a las empresas brasileñas, que identifica especialmente a Alemania, Italia, Japón y China como destinos potenciales.
Como una señal, China, gran rival de Estados Unidos, anunció a principios de agosto que abriría su mercado a cerca de 200 empresas exportadoras del “muy apreciado café brasileño”.
Para el experto Garcia Ribeiro, el hecho de que la oferta mundial siga siendo limitada “da más margen de maniobra a los productores brasileños” en busca de nuevos clientes. Y como, a diferencia de otros productos, el café puede almacenarse durante meses después de la cosecha, “pueden esperar el momento más favorable para venderlo”, añade, al destacar la “resiliencia” del sector.
¿Un café más caro?
Los precios mundiales del café se dispararon a principios de año debido a la significativa reducción de oferta, causada, entre otras cosas, por una histórica sequía en Brasil el año pasado.
“Aunque se podía esperar una tendencia a la baja de los precios, el impuesto adicional lo ha cambiado todo”, manifestó el presidente de Cecafé. Él prevé, al contrario, un “fuerte aumento a corto plazo”. Según Garcia Ribeiro, “es sobre todo el consumidor estadounidense quien pagará las consecuencias”.