
A menos de un mes de cerrar el año, el tipo de cambio en ¢488 redefine el panorama económico del país y perfila quiénes “ganan” y quiénes pierden de cara al 2026.
La apreciación del colón alivia a deudores en dólares y a empresas importadoras, pero al mismo tiempo presiona a exportadores, al turismo y a actividades que dependen de ingresos en la divisa extranjera.
Este jueves 4 de diciembre, el precio promedio ponderado del dólar en el Mercado de Monedas Extranjeras (Monex) cerró en ¢488,06. Se trata de la décima sesión consecutiva en la que el precio de la divisa cierra por debajo de los ¢500.
Dicho nivel es el más bajo desde hace 20 años, previo a que el Banco Central de Costa Rica (BCCR) abandonara la política de minidevaluaciones, en octubre del 2006, y adoptara el sistema cambiario vigente.
Especialistas consultados por La Nación identificaron a quienes se ven más golpeados por la baja en el precio del dólar y a los sectores que obtienen mayores ventajas de cara al 2026.
Entre los primeros figuran exportadores (tanto de zona franca como del régimen definitivo); el turismo; las empresas que compiten con importaciones; las personas que perciben ingresos en dólares, pero pagan en colones; y el propio gobierno en su manejo de recaudación fiscal.
En contraste, los importadores, los deudores en dólares con ingresos en colones, y los consumidores experimentan un escenario más favorable. Sin embargo, economistas advierten de que parte de esos beneficios podría ser temporal, pues una apreciación del tipo de cambio tan marcada añade incertidumbre hacia el mediano y largo plazo.
Golpe a exportaciones, ingresos en dólares y competitividad
Ante la fortaleza del colón frente al dólar, es fácil enfocarse en los bienes que hoy resultan más accesibles para los consumidores. Sin embargo, la apreciación enfrenta a sectores como el exportador, el turismo, las personas que reciben ingresos en divisas y al propio gobierno con un panorama menos favorable.
Daniel Ortiz, director ejecutivo de Consejeros Económicos y Financieros S. A. (Cefsa), explicó a La Nación que la economía costarricense no puede depender únicamente de su mercado interno, debido a su tamaño, y que por ello las exportaciones se han convertido en uno de los principales motores de crecimiento durante las últimas cuatro décadas.
En este contexto, advirtió de que la apreciación del colón —cercana al 30% respecto al punto más alto del tipo de cambio— resta competitividad, pues encarece costos para las empresas transnacionales que operan en el país.
Por ejemplo, un aumento de ese calibre impacta en pago de planillas, adquisición de insumos y venta de servicios, lo cual podría desincentivar futuras inversiones.
Las empresas locales también enfrentan presiones, pues competir con productos importados se vuelve más difícil cuando resulta más barato traer mercancías del exterior. Lo anterior genera una sobreoferta que coloca en desventaja a sectores como el agrícola exportador, que debe reducir precios (menor rentabilidad) o, en casos extremos, cerrar operaciones.
Incluso para el gobierno, Ortiz señaló que, aunque la apreciación del colón reduce el costo en colones de la deuda en dólares, también implica una menor recaudación: las compañías pagan lo mismo en divisas, pero Hacienda recibe menos al convertir esos montos a moneda local.
El sector turismo también resiente los nuevos mínimos del tipo de cambio, pues reducen el poder adquisitivo de los visitantes que ingresan al país. Al encarecer su estadía, se desincentiva la elección de Costa Rica como destino, explicó Roxana Morales, coordinadora del Observatorio Económico y Social de la Escuela de Economía, de la Universidad Nacional (UNA).
Esto impacta tanto a las empresas del sector como a quienes dependen laboralmente de la actividad turística.
En ese sentido, la Cámara Costarricense de Hoteles (CCH) expresó, este jueves, su “profunda preocupación” por la pérdida de competitividad que enfrenta el sector turístico y hotelero debido al nivel del tipo de cambio.
Flora Ayub, directora ejecutiva de la CCH, señaló que el valor actual del dólar, sumado al incremento en los costos operativos y factores como la seguridad, está afectando la percepción y experiencia de los visitantes. Esto, según afirmó, reduce los márgenes de operación en un momento clave para la llegada de turistas: la temporada alta.
Otros sectores, como las empresas constructoras y de publicidad o mercadeo, también enfrentan repercusiones por la apreciación del colón frente al dólar. Según explicó a este diario Vidal Villalobos, asesor económico de Grupo Prival, al operar usualmente con contratos en dólares, perciben un monto menor al recibir los pagos.
Además, Villalobos señaló que quienes poseen ahorros, cuentas en dólares o perciben ingresos en esta moneda también resultan afectados, pues al convertirlos a colones reciben menos recursos.
Sectores beneficiados podrían enfrentar giro en el 2026
Los importadores, consumidores y deudores en dólares, en apariencia, reciben alivio en sus finanzas, mayor poder adquisitivo y mejores márgenes por la caída del tipo de cambio. Sin embargo, especialistas advirtieron de que ese beneficio podría ser temporal, pues a mediano y largo plazo un colón más fuerte podría generar efectos adversos.
En el caso de las empresas importadoras, Roxana Morales señaló que, aunque suelen ampliar sus márgenes en este contexto, los consumidores no siempre perciben mejoras, ya que los importadores compran más barato, pero mantienen los precios de venta.
Alertó que esta dinámica incrementa la vulnerabilidad de los hogares ante un eventual “efecto rebote”: si el colón se deprecia, los precios subirán de inmediato y los consumidores sentirán el impacto de frente.
En esa línea, Luis Vargas, economista e investigador del Instituto de Investigaciones en Ciencias Económicas (IICE), advirtió de que persiste incertidumbre sobre el componente importado de alimentos e insumos, pues la menor presión internacional y la facilidad para importar no se reflejan en los precios que pagan los hogares.
Según explicó, aun con un tipo de cambio bajo y una inflación negativa, la inflación de alimentos supera el promedio nacional, lo que anticipa que, en caso de un “efecto rebote”, estos productos podrían encarecerse aún más y presionar el presupuesto familiar.
“Cuando uno ve este comportamiento, llega a pensar que en cualquier momento se puede dar vuelta a la tortilla, y por supuesto genera preocupación. Ya de por sí hay vulnerabilidades en la economía, como la pérdida de competitividad al compararse con Estados Unidos y los demás países de América Latina. Aquí tenemos que ver, como país, si estamos llegando a valores de apreciación de la moneda que se están reflejando en el sector real de la economía, con menor dinamismo en general“.
— Luis Vargas, economista e investigador del IICE.
Vargas señaló que, de cara al 2026, “este entorno volátil y la incertidumbre internacional colocan a Costa Rica en una ‘olla de presión’”, tanto si la apreciación del colón continúa como si se revierte la tendencia y el dólar repunta.
Además, advirtió de que quienes mantienen deudas en dólares enfrentarían un mayor peso financiero si ocurre un efecto rebote en el tipo de cambio.
El economista y exvicepresidente de la República, Luis Liberman, también destacó que, aunque el margen de ganancia de los importadores resulte atractivo, los efectos negativos de la apreciación pueden provocar pérdida de competitividad y, con ello, despidos o cierres de empresas.
Tal situación reduciría el consumo y afectaría a otros sectores, generando un ciclo vicioso.
“Algunos que podrían ser ganadores, llámese usted los importadores, puede ser que este año vendan mucho, pero cuando la gente se empiece a quedar sin trabajo, la situación puede cambiar (...). Cuando la gente se empiece a quedar sin trabajo, no tendrán cómo consumir ni ir a comprar carros, casas, pantallas, etc.”
— Luis Liberman, economista y exvicepresidente.
En esa línea, Liberman recordó que, durante el 2025, el régimen definitivo —donde se concentra la mayor parte del empleo— perdió 100.000 puestos.
“Ya estamos jugando a niveles de afectar la estructura económica, y afectar la capacidad productiva del país. Eso es muy serio”, advirtió.