Los salarios reales –es decir, una vez descontada la inflación– mostraron un aumento en los trabajadores del sector privado durante los últimos dos años, lo cual elevó el poder adquisitivo de más de 1,1 millones de personas que laboran en empresas.
En contraste, los ingresos reales de 330.955 funcionarios públicos muestran una caída en los últimos cinco años, aunque con una leve tendencia de aceleración, según un análisis hecho por el Banco Central de Costa Rica (BCCR).
Para hacer dicha evaluación, el ente emisor creó un índice de ingreso promedio salarial por calificación (baja, media y alta) en el sector público y el privado. La base 100 es febrero del 2020 y, a partir de ese momento, se lleva un seguimiento mensual de los datos.
Los resultados muestran que, en el caso de los empleados públicos, la tendencia salarial se mantiene por debajo del índice base (100); o sea, la remuneración promedio perdió poder de compra, a diferencia de los trabajadores del sector privado, cuyos sueldos crecieron en los últimos 24 meses.
El BCCR explicó que el indicador muestra que, aunque el salario nominal (sin descontar la inflación) se mantenga en evolución, la cantidad de bienes y servicios que se pueden adquirir con esa cifra se modifica según el sector institucional.
“La aceleración en el sector privado era de esperarse bajo un contexto de inflación baja y estable, e incluso negativa en la mayor parte del periodo entre junio del 2023 y noviembre del año pasado", explicó la entidad a La Nación.
En cuanto al sector público, la entidad afirmó que el "ritmo desacelerado es resultado de la combinación de la aplicación de la regla fiscal con la inflación, que retornó a valores positivos desde diciembre del 2024, para un promedio de 1,2% durante el primer trimestre del 2025″.
Ahora bien, en la revisión de los últimos 12 meses, el Banco Central destacó que los sueldos reales del país crecieron un 7,3% a febrero pasado. Este impulso provino del sector privado, que registró un incremento promedio del 9,4%, frente a un 4% en el sector público.
A pesar de lo anterior, los datos de remuneraciones registradas ante la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) muestran que el sueldo promedio de un empleado estatal sigue por encima de uno privado.
En febrero, los empleados de empresas privadas tenían un sueldo nominal (sin descontar la inflación) de ¢695.378, mientras que en el Gobierno Central ascendió a ¢1.041.258, y en las instituciones autónomas, a ¢1.193.452.
No obstante, la información de la Caja también muestra un mayor incremento en los salarios del sector privado frente a los del público, en concordancia con el estudio del BCCR.
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¿Cuáles son las causas?
“En el caso del sector público, hay que recordar que desde el 2020 los salarios de los funcionarios están congelados; entonces, el ingreso se ha reducido en términos reales”, manifestó Fernando Rodríguez, economista y exviceministro de Hacienda.
Los sueldos del sector público, principalmente en el Gobierno Central, no tuvieron incrementos por varios años debido a la aplicación de la reforma fiscal del 2018, que creó la regla fiscal y obligó al Poder Ejecutivo a no efectuar ajustes, hasta cuando la deuda, en términos de la producción, bajara por debajo del 60% del producto interno bruto (PIB).
Sin embargo, el año pasado, el Ministerio de Hacienda aplicó un aumento salarial retroactivo que implicó un gasto de casi ¢40.000 millones.
Para Rodríguez, el fuerte aumento de la inflación entre el 2020 y 2022 provocó que los salarios perdieran una parte significativa de su poder adquisitivo.
“Pero (debido a) la inflación negativa en la segunda mitad del año a partir del 2023, los salarios en el sector privado, en términos reales, empiezan a ganar capacidad de compra. Dicha recuperación también se observa en el sector público, aunque en este caso los salarios ya habían caído previamente; luego experimentan una leve mejora”, explicó Rodríguez.
Además, enfatizó en que, debido a que los del área privada no sufrieron una caída tan pronunciada, se facilitó que su recuperación fuera más rápida.
Asimismo, indicó que el crecimiento de actividades económicas generadoras de empleos en el ámbito privado es clave hasta el momento, pues “impulsa los ingresos de los trabajadores, quienes empiezan a recibir remuneraciones más altas y, en consecuencia, mayores ingresos”.
Por su parte, Andrés Fernández, economista en jefe del Consejo de Promoción de la Competitividad (CPC), resaltó que si el gobierno no logra mantener la deuda por debajo del 60% del PIB ―en 2024 cerró en el 59,8% de la producción― “es muy probable que se impongan nuevamente restricciones al crecimiento salarial a este sector”.
El caso del sector privado es diferente, pues para el corto plazo (de seis meses a un año), Fernández prevé que los salarios en las áreas de mayor valor agregado —como las industrias de información, comunicaciones, telecomunicaciones y aquellas que usan las tecnologías de información— mantengan una tendencia de crecimiento.

Por su parte, Jorge Benavides, también especialista en economía, aseguró que el motor productivo de Costa Rica es el sector privado, por lo que su desempeño tenderá a acelerarse cuando aumenta la inversión extranjera directa.
“La inversión ha aumentado, aunque todavía no alcanza el nivel que necesita el país”, puntualizó.
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