El régimen especial de jubilaciones del Banco Nacional (BN) aplica incrementos automáticos, cada seis meses, a las pensiones altas; mientras que para las más bajas es obligatorio realizar un estudio técnico para justificar si se aprueba el alza.
El trato desigual entre unos y otros provocó que el monto máximo de beneficio pasara de ¢4 millones, en el primer semestre del 2017, a ¢4,5 millones para los primeros seis meses de este año. Mientras, la mínima se mantuvo congelada en ¢250.000 durante estos cinco años, detalla el más reciente informe actuarial del Fondo de Garantías y Jubilaciones de los Empleados del Banco Nacional, del cual tiene copia La Nación.
El régimen fue creado por ley el 9 de diciembre de 1939, y se considera como un fondo especial. Se financia con la contribución del Banco equivalente al 10% del salario de los 5.169 empleados afiliados. Los trabajadores aportan 5% de su remuneración, pero irá en aumento hasta llegar al 7%, en el 2026.
El aporte del BN, como patrono, ascendió a ¢10.227 millones durante el año pasado, mientras que los trabajadores contribuyeron con ¢4.832 millones, según los estados financieros del sistema a corte del 31 de diciembre del 2021.
A las 1.586 personas jubiladas por el sistema se les pagaron pensiones por un total de ¢19.857 millones el año pasado. Mientras, la reserva para pagos futuros de pensiones reportó un saldo de ¢176.848 millones. Aparte de este beneficio, los jubilados también reciben la pensión del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM).
¿Por qué el abismo entre unos y otros?
La diferencia en el trato entre jubilados la establece el reglamento por el cual se rige el sistema de retiro. La norma dicta que el monto de la pensión máxima se ajusta al 100% de la inflación, cada seis meses. Pero en las más bajas el mecanismo no es automático.
“El monto de la pensión mínima se ajusta cada vez que el Órgano Director del Fondo así lo considere, de acuerdo con recomendación técnica”, se explica en el estudio realizado por el actuario Luis Guillermo Fernández.
Él recomendó hacer una reforma para que las jubilaciones mínimas, recibidas actualmente por 94 personas, tengan igual trato por costo de vida que las más altas, que se entregan a 12 exempleados. El Fondo cuenta con pensiones que por fórmula llegan hasta ¢7 millones, pero, se reducen a ¢4,5 millones que es el tope autorizado.
Carlos Chavarría, gerente general del régimen especial del BN, confirmó que valoran la sugerencia hecha en el informe actuarial, pero aún no hay una resolución final. El vocero no dijo por qué las jubilaciones más bajas no se han modificado durante los últimos cinco años.
“Se hace necesario indicar que, si bien las pensiones mínimas son de un valor absoluto relativamente bajo, las mismas son superiores a lo que le correspondería a cada jubilado dados sus aportes. El resto de las pensiones corresponde al valor predeterminado según los aportes de cada jubilado durante su vida laboral, así como las condiciones vigentes al momento de su retiro”, sostuvo Chavarría.
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La respuesta del vocero obvia que todos los jubilados del régimen, incluidas las personas que reciben una pensión alta, solo contribuyeron, en promedio, con el 44% del beneficio recibido mensualmente, según dice el estudio actuarial. En el caso de las jubilaciones máximas implica que de los ¢4,5 millones entregados mensualmente, el beneficiario solo aportó ¢2 millones.
Las pensiones altas son aquellas que superan el monto más alto entregado por el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), que actualmente es de ¢2,2 millones. Una ley aprobada en el Congreso, en el 2016, fue la que estableció dicho rango.
¿Quién dicta las reglas?
Las normas por las cuales se actualizan los montos de las personas jubiladas fueron establecidas por el Órgano de Dirección del Fondo, que luego las ratifica la Junta Directiva del Banco Nacional.
Este Órgano de Dirección del Fondo está conformado por los propios trabajadores de la institución públicas, pues la gerencia general del Banco nombra a tres miembros, los sindicatos tienen dos representantes y los jubilados, es decir, exempleados, tienen un puesto. También hay dos miembros independientes que son avalados por el propio Órgano de Dirección.
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Régimen equilibrado
El informe actuarial determinó que, al cierre del 2021, el régimen de pensiones especial reportaba un superávit de ¢12.505 millones en el escenario cerrado, es decir, sin prever la incorporación de nuevos cotizantes.
El resultado implica una reversión frente a los dos estudios previos. En el 2020 se proyectaba un déficit actuarial de ¢24.292 millones y, en el 2019, de ¢45.763 millones.
La corrección la provocó la reforma al fondo del IVM porque la edad de jubilación en el BN es la misma que la del sistema administrado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). Entonces, la reforma aprobada por la Caja, que subió la edad de retiro de los hombres a los 65 años, y a las mujeres a los 63 años, tuvo un efecto positivo en las proyecciones futuras del sistema del banco público.
“En cuanto a los resultados obtenidos, se puede observar que son bastante positivos. Esto es producto de los ajustes que la Administración y el Órgano de Dirección han dispuesto (en años anteriores), y quizás y el más importante, la modificación realizada por la CCSS al IVM pues disminuye considerablemente el pasivo actuarial del Fondo”, determinó el estudio actuarial.
El actuario Luis Guillermo Fernández detalló, en el apartado Opinión del actuario responsable, que el resultado positivo del sistema debe tomarse con responsabilidad porque la buena situación se obtuvo por un efecto exógeno al régimen, por lo cual llamó a la “prudencia” a los administradores del fondo.