En medio de abundantes reportes de desastres climáticos a nivel mundial y local, aún hay razones para sentir optimismo cuando ocasionalmente aparecen buenas noticias como, por ejemplo, que Costa Rica alcanzó una cobertura forestal equivalente al 57,1% de su territorio.
Del total de 51.179 kilómetros cuadrados (km²) que integran el espacio terrestre costarricense, al menos, 29.223 km² están cubierto de esos seres vivientes que absorben y luego retienen dióxido de carbono de la atmósfera, y conforme elevan sus copas al cielo, liberan oxígeno en el aire.
De esa cobertura de 29.223 km2, el 24,2% (7.077 km²), son bosques maduros, es decir, que han evolucionado libremente sin mayor huella humana y libres de fenómenos extremos como huracanes o incendios.
Un 23,2% (6.794 km²) son bosques secundarios, que son aquellos que fueron salvados y regenerados después de una tala parcial o total.
Estos son algunos de los principales hallazgos del nuevo Mapa de bosques y otras tierras de Costa Rica, presentado esta semana por Instituto de Investigación y Servicios Forestales de la Universidad Nacional (Inisefor-UNA) y el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), en conjunto con el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
Esta nueva actualización cartográfica representa un insumo clave para la planificación y el ordenamiento de las de tierras del país. Mauricio Vega, investigador del Inisefor-UNA, explicó que otro de los principales objetivos —aparte de conocer ese porcentaje—, consiste en saber dónde se localizan los árboles y cuál es su calidad.
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A partir de esta edición, el mapa se actualizará cada dos años, mediante la colocación de puntos de referencia, cada dos kilómetros, a lo largo y ancho del país. Esa malla de parcelas se analiza con imágenes satelitales y se divide según su uso y cobertura.
Para la elaboración de esta herramienta se recopiló información de las épocas seca y lluviosa del 2021, para determinar la extensión de seis tipos de bosques: maduro, secundario, deciduo, manglar, plantación forestal y yolillal.
De manera complementaria, se han identificado otros tipos de uso de suelos para cultivo, pastos, infraestructura, playas o arenales, cuerpos de agua y páramos, con el fin de brindar una línea base a otras instancias encargadas de esos temas. Así como detallar y delimitar mejor los bosques de Costa Rica.
Nuevo insumo
De acuerdo con Vega, los datos registrados pueden ser insumos para otras instituciones y para establecer líneas base e implementar matrices de cambio.
Rafael Gutiérrez, viceministro de Ambiente, destacó el nuevo mapa como una base de información actualizada para dar agilidad a los cambios que requiere el país y su economía.
Según él, se podrá vigilar la expansión de la frontera agrícola y la densidad boscosa con información fundamentada. Su consumo será interno, pero también se utilizará en las convenciones donde Costa Rica forma parte.
“Para nosotros es fundamental coordinar el trabajo con las municipalidades y el sector agropecuario, porque tenemos indicadores por mejorar en cuanto a protección ambiental en el cultivo del café, el banano y la ganadería, aspectos clave para un país más integral en materia de desarrollo sostenible”, detalló Gutiérrez.
El mapa de bosques y otras tierras se elaboró con herramientas de acceso libre. Así se consiguió tanto las imágenes satelitales, como los programas para la recolección y procesamiento de datos.
Además, el Sinac capacitó a 40 funcionarios en el uso de la plataforma Collect Earth Online, del Fondo de las Nacionales Unidas para la Alimentación (FAO), con la idea de sistematizar las observaciones de cobertura y uso de suelo, que luego incluyeron en algoritmos de clasificación automatizados, a través de la plataforma en línea Google Earth Engine.
De acuerdo con los especialistas, este proceso se desarrolló en línea, por lo que el tiempo de producción de mapa se redujo considerablemente. Dicho recurso humano se utilizará en el trabajo de campo con la plataforma antes citada, en conjunto con el Inventario Nacional Forestal.