
Los canales de enfriamiento de una planta nuclear en el sur de Florida se han convertido en el hogar inesperado de una de las especies más escasas de ese estado.
Se trata de la usina Turkey Point, que hoy alberga una de las concentraciones más relevantes de cocodrilos-americanos (Crocodylus acutus) en los Estados Unidos.
A diferencia de lo que podría pensarse, las aguas de los 257 kilómetros de canales no presentan riesgo radiológico. El sistema evita el contacto entre el líquido utilizado para el enfriamiento y cualquier material radiactivo, lo que ha permitido la permanencia de los reptiles en este ambiente artificial.
La presencia de cocodrilos en esta zona se documentó por primera vez en la década de 1970. La planta había sido construida en los años 60 para abastecer a cerca de un millón de hogares. Sin embargo, unos diez años después, especialistas comenzaron a identificar nidos de cocodrilos a lo largo del sistema de canales.
En ese momento, el descubrimiento sorprendió a los encargados del proyecto.
“Cuando construimos la central eléctrica y el sistema de canales, nuestra intención no era crear un hábitat maravilloso para especies en peligro de extinción. Después de construirlo y darnos cuenta de que teníamos un nido de cocodrilo, empezamos a aprender más sobre los cocodrilos que teníamos aquí en el sitio”, expresó Jodie Gless Eldridge, directora de servicios ambientales de FPL, en una entrevista con PBS.

Características que favorecen la nidificación
Los cocodrilos americanos son reconocibles por su hocico estrecho y puntiagudo. La especie había sido común en Florida, pero su población disminuyó drásticamente a partir de la década de 1970, cuando solo quedaron algunos cientos de individuos en libertad.
Turkey Point ofrece tres condiciones esenciales para la supervivencia y reproducción de esta especie. Primero, el sistema de canales forma un ecosistema autónomo, que cuenta con suficiente alimento para los cocodrilos. Segundo, existen elevaciones artificiales que los reptiles utilizan para construir sus nidos. Por último, la zona permanece aislada de la actividad humana, lo que permite un entorno controlado y estable.
Los investigadores han observado que, al ser depredadores tope, los cocodrilos regulan otras poblaciones dentro del sistema. De esta forma, ayudan a mantener el equilibrio de un ecosistema que convive a poca distancia de material nuclear.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
