
Un grupo de científicos, con participación del astrofísico chileno Néstor Espinoza, encontró evidencia preliminar de que el planeta TRAPPIST-1 e podría tener una atmósfera similar a la terrestre.
TRAPPIST-1 e forma parte de un sistema con siete planetas del tamaño de la Tierra. Su estrella es una enana ultrafría, y el planeta en cuestión se ubica dentro de la zona habitable, lo que implica que podría albergar agua líquida en su superficie, siempre que cuente con la atmósfera adecuada.
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Los hallazgos surgen del análisis de cuatro tránsitos del planeta frente a su estrella, observados por el telescopio espacial James Webb (JWST). El instrumento utilizado, llamado NIRSpec/PRISM, capturó la luz estelar filtrada a través de la atmósfera del planeta, si esta existe.
Atmósfera ligera descartada
Uno de los resultados más importantes fue la exclusión de una atmósfera ligera dominada por hidrógeno. Ese tipo de atmósfera, típica de planetas gaseosos o mundos jóvenes, ya no es viable para TRAPPIST-1 e, según los datos obtenidos. Esta conclusión se alcanzó con un nivel de confianza superior al 99,7%.
Este hallazgo representa un avance significativo, ya que descartar una atmósfera primaria acerca a la posibilidad de que el planeta posea una atmósfera secundaria, más estable, como las que existen en Venus, Marte o la Tierra.
Posibles composiciones atmosféricas
Los investigadores exploraron varios escenarios con modelos avanzados de atmósferas. No se halló evidencia contundente a favor o en contra de que TRAPPIST-1 e tenga atmósfera, pero se identificaron posibilidades consistentes con los datos.
Una opción es que el planeta sea un mundo rocoso sin atmósfera, como la Luna o Mercurio. Otra posibilidad es que tenga una atmósfera rica en nitrógeno, con trazas de dióxido de carbono o metano, similar en composición a la terrestre, aunque aún sin confirmación.
Por el contrario, los científicos descartaron atmósferas gruesas ricas en dióxido de carbono, como las de Marte o Venus, al menos bajo ciertas presiones superficiales.
Contaminación estelar complica el análisis
Uno de los principales retos del estudio fue la contaminación estelar, un fenómeno que altera las mediciones cuando la luz de la estrella varía por manchas o regiones activas en su superficie. Estos cambios pueden simular o esconder señales atmosféricas reales del planeta.
Para mitigar este efecto, el equipo aplicó métodos estadísticos avanzados, como procesos gaussianos, que permitieron separar parte de la señal planetaria de la estelar. Sin embargo, algunas ambigüedades permanecen, por lo que se requiere más información.
Un paso clave en la búsqueda de mundos habitables
El estudio forma parte del proyecto DREAMS, una iniciativa del equipo científico del telescopio James Webb. La investigación demuestra que ya es posible estudiar la atmósfera de planetas similares a la Tierra fuera del sistema solar, algo impensable hace apenas unos años.
TRAPPIST-1 e se considera uno de los mejores candidatos para albergar vida fuera del sistema solar, gracias a su tamaño, su temperatura equilibrada y ahora, a la posibilidad de que conserve una atmósfera estable.
Nuevas observaciones programadas por el telescopio Webb permitirán mejorar la corrección de la contaminación estelar y reducir las incertidumbres. Los investigadores esperan que estas futuras mediciones confirmen o descarten definitivamente la presencia de una atmósfera en este intrigante mundo.
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