Derek Pfaff, un hombre de 30 años, experimentó un cambio radical en su vida tras recibir un innovador trasplante de rostro en los Estados Unidos, casi una década después de sobrevivir a un intento de suicidio con arma de fuego. El procedimiento, realizado en la Mayo Clinic, marcó un hito al devolverle funciones esenciales como sonreír, respirar por la nariz, parpadear y tragar.
Antes de encontrar a los especialistas de la Mayo Clinic, Derek pasó por 58 cirugías reconstructivas que no lograron restablecer su calidad de vida. La pérdida de la nariz le impedía comer alimentos sólidos, hablar con normalidad o usar lentes. El joven relató cómo llegó al punto crítico: “Estaba bajo mucha presión en la universidad. No recuerdo haber tomado la decisión de quitarme la vida. Cuando desperté, pensé que había tenido un accidente automovilístico. Hoy quiero ayudar a otros y estoy agradecido con mi donante, su familia y el equipo médico por esta segunda oportunidad”.
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El trasplante facial: Un avance médico notable
La cirugía de Derek, llevada a cabo en febrero, duró más de 50 horas y contó con la participación de 80 profesionales. Este procedimiento fue posible tras encontrar un donante compatible. Según Samir Mardini, director quirúrgico del Programa de Transplante Reconstrutivo, el 85% del rostro de Derek, incluyendo mandíbulas, maxilares y nariz, fue reconstruido.
El equipo utilizó técnicas avanzadas para conectar 18 nervios faciales de ambas partes y asegurar el funcionamiento del sistema lacrimal del donante, un paso crucial para devolverle expresiones faciales y capacidad funcional. “Esta cirugía no es estética, aunque sus beneficios sean visibles. Derek solo quería ser normal, caminar por la calle sin llamar la atención”, explicó Mardini.
El impacto del trasplante no solo transformó su rostro, sino también su perspectiva de vida. “Ahora me siento confiado, espero formar una familia y continuar compartiendo mi historia para ayudar a otros”, afirmó Derek. Nueve meses después del procedimiento, ya puede expresar emociones como alegría y tristeza gracias a sus nuevos músculos y nervios faciales.
Lisa, su madre, expresó su emoción: “Verlo sonreír después de tanto tiempo es increíble, un milagro”. Por su parte, su padre Jerry destacó: “Es extraordinario ver el rostro de nuestro hijo nuevamente, después de 10 años”.
El trasplante facial, realizado por primera vez hace 19 años, sigue siendo un procedimiento poco común debido a su complejidad. Hasta ahora, se registran poco más de 50 cirugías de este tipo en todo el mundo.
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