
El hígado graso, también llamado esteatosis hepática, ocurre cuando el órgano presenta una acumulación de grasa superior al 5% de su peso total. Este desequilibrio suele deberse a factores como mala alimentación, sobrepeso, resistencia a la insulina, colesterol alto, diabetes tipo 2 o consumo excesivo de alcohol.
Esta condición puede avanzar hacia inflamación, fibrosis o cirrosis, y comprometer funciones vitales como la desintoxicación del cuerpo y el procesamiento de nutrientes.
Afecta al 25% de la población mundial y se vincula tanto con malos hábitos alimenticios como con factores metabólicos. No obstante, en su etapa inicial puede revertirse si se actúa sobre las causas subyacentes. Por eso, ciertos minerales como magnesio y potasio han despertado interés en la comunidad científica.
Cómo actúan el magnesio y el potasio en el cuerpo
Estudios han observado que una mayor ingesta de estos dos minerales se asocia con menor porcentaje de grasa corporal y mejor regulación metabólica, sobre todo en personas con tolerancia alterada a la glucosa.
El magnesio interviene en reacciones enzimáticas claves, regula la función de la insulina y participa en el equilibrio oxidativo. Un nivel adecuado de este mineral puede reducir el estrés oxidativo, un fenómeno asociado a la obesidad y a daños hepáticos.
El potasio, por su parte, muestra una relación inversa con el índice de masa corporal y apoya el mantenimiento de la masa muscular, lo que repercute en el uso eficiente de la energía. También influye en la proporción entre sodio y potasio, un factor que impacta en el control del peso.
Según una publicación de Frontiers el magnesio y el potasio se relacionan inversamente con la acumulación de grasa corporal y con alteraciones metabólicas.
Impacto sobre el colesterol y marcadores hepáticos
Una investigación publicada en la revista Endocrinology, Diabetes & Metabolism analizó los efectos de la combinación de estos minerales en pacientes con diabetes tipo 2. Durante un ensayo de 60 días, los grupos que recibieron la formulación conjunta presentaron una disminución en los niveles de colesterol total y mejoras en marcadores hepáticos y renales.
Aunque algunos participantes registraron mejores resultados solo con potasio, la combinación global de ambos elementos mostró beneficios estadísticamente significativos, lo que respalda su uso como apoyo en el manejo de trastornos metabólicos.
Consecuencias de la deficiencia de magnesio
De acuerdo con National Library of Medicine, la falta crónica de magnesio puede afectar el rendimiento de las mitocondrias, lo que interfiere con la oxidación de ácidos grasos y la producción de ATP, energía que necesitan las células hepáticas.
Además, niveles bajos de este mineral aumentan la infiltración de células inflamatorias en el hígado. Esta situación favorece la liberación de sustancias que dañan el tejido hepático y aceleran el desarrollo de fibrosis.
En enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol, se ha documentado que la carencia de magnesio se asocia con alteraciones en el metabolismo de glucosa y grasas, incluyendo niveles elevados de triglicéridos y baja concentración de colesterol HDL.
Alimentos ricos en magnesio y potasio
Según la lista de Health, incluir en la dieta fuentes naturales de estos minerales permite alcanzar los valores recomendados sin necesidad de suplementos. Las mujeres adultas deben consumir entre 310 y 320 mg diarios de magnesio, mientras que los hombres necesitan entre 400 y 420 mg.
Entre los alimentos con más magnesio se encuentran:
- Acelga cocida: 961 mg por taza
- Espinaca cocida: 839 mg
- Edamame: 675 mg
- Porotos negros: 611 mg
- Semillas de calabaza: 229 mg por onza
- Nueces de Brasil: 187 mg por onza
- Anacardos: 187 mg
- Semillas de chía: 115 mg
Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), para el potasio, las recomendaciones son de 3.400 mg diarios para hombres y 2.600 mg para mujeres. Los alimentos con mayor contenido incluyen:
- Papas: 941 mg
- Palta: 1.070 mg por unidad sin piel ni semilla
- Habas cocidas: 955 mg por taza
- Soja cocida: 443 mg
- Zapallo bellota: 437 mg
- Orejones de damasco: 465 mg
- Bananas: 422 mg
- Bacalao cocido (85 gramos): 316 mg
- Pasas (¼ de taza): 330 mg
- Lentejas: 369 mg
Algunos alimentos ofrecen ambos minerales al mismo tiempo, como el arroz integral, que aporta 78 mg de magnesio y 174 mg de potasio por taza cocida.
Consumir estos alimentos regularmente dentro de un patrón alimentario equilibrado permite mejorar la salud hepática sin recurrir a suplementos. Además, su aporte en otros nutrientes esenciales contribuye al equilibrio metabólico de manera integral.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
