
El consumo de la dieta mediterránea, que es rica en grasas saludables, frutas y verduras, podría estar asociado con un menor diagnóstico del trastorno de déficit de atención con hiperactividad o TDAH. Este aqueja aproximadamente a 3,4% de infantes y adolescentes en el mundo, según un estudio publicado por la revista Pediatrics .
Impulsividad, déficit atencional e hiperatidad caracterizan al TDAH.
La investigación, que es la primera que aborda este tema, estuvo a cargo de María Izquierdo Pulido, profesora de la Facultad de Farmacia y Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Barcelona (UB) y de José Ángel Alda, jefe de sección en el Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Sant Joan de Déu de Barcelona. La muestra fue de 120 niños y adolescentes (60 de ellos afectados por TDAH y 60 como grupo de control).
El trabajo científico sugiere que algunos hábitos alimentarios inadecuados podrían tener un papel clave en el desarrollo de ese trastorno.
Asimismo, apunta a la importancia de mantener dietas saludables durante la infancia y la adolescencia, etapas en las que el organismo requiere más nutrientes para alcanzar un crecimiento y un desarrollo óptimos, así como una vida sana en la edad adulta.
Lo anterior se debe a que está comprobado que los nutrientes que aporta una adecuada nutrición (hierro, zinc, magnesio y ácidos grasos omega-3, por ejemplo) son esenciales para el desarrollo cognitivo y físico.
Aún se desconocen los mecanismos que relacionan una dieta deficiente y el TDAH. No obstante, estudios anteriores han asociado la ingesta reducida de frutas y verduras y el consumo de alimentos procesados con el diagnóstico.
Descubrimiento en camino. “Esta nueva investigación no establece una relación causa-efecto entre patrones alimentarios y TDAH, pero puede contribuir a concretar unas estrategias dietéticas específicas que mejoren la calidad de vida, tanto de los afectados como de sus familias”, afirmó Izquierdo Pulido.
Por su parte, Alda aseguró que no tienen certeza de si el TDAH de los pequeños se debe a una alimentación inadecuada o si más bien es el trastorno lo que los motiva a ingerir exceso de azúcares y grasas para contrarrestar su impulsividad o angustia emocional.
“Creemos que es un círculo vicioso: que la impulsividad de los niños con TDAH les lleva a alimentarse de una forma inadecuada y, por esta razón, no ingieren los nutrientes que necesitan y eso empeora los síntomas”, añade.
El TDAH es uno de los desórdenes psiquiátricos más frecuentes en la primera infancia y adolescencia y sus efectos pueden extenderse hasta la edad adulta.
El tratamiento consiste en la combinación de medicamentos, terapia psicológica y control psicopedagógico.