Las agujas son el pan de cada día para muchos diabéticos tipo 1. Ellos deben inyectarse insulina en la mañana y antes de cada comida. Su páncreas no produce esa hormona, que es la encargada de regular los niveles de azúcar en la sangre.
No obstante, un nuevo dispositivo –aún en fase experimental–, conocido como “ páncreas biónico ”, podría darle a estas personas los niveles necesarios, específicamente en cada momento, sin riesgo de sobredosis o faltantes.
Los científicos de la Universidad de Boston, Massachusetts, EE. UU., y del Hospital de Massachusetts se unieron para crear ese aparato, que ha mostrado resultados positivos en los primeros ensayos realizados.
El instrumento consta de un dispositivo del tamaño de una aguja, que se coloca debajo de la piel y registra los niveles de insulina y glucagón, hormonas vitales en la regulación de los niveles de azúcar en la sangre.
Ese “páncreas biónico” también usa una aplicación en un teléfono iPhone 4S, en el que el paciente anota su edad, peso y cada comida que hace.

Con base en eso, el sistema revisa cada cinco minutos el nivel de ambas hormonas, para determinar si hay faltantes que pudieran provocar una hiperglicemia (exceso de azúcar en sangre) o hipoglicemia (falta de azúcar).
El sistema se completa con dos “bombas”: una de insulina y otra de glucagón, que, en caso de que el teléfono detecte insuficiencias, administrará insulina para evitar una hiperglicemia o glucagón para prevenir una hipoglicemia.
“Una gran virtud de este dispositivo es su habilidad de comenzar a controlar el azúcar en sangre inmediatamente, basándose en el peso del paciente, y el poder dar la cantidad necesaria de cada hormona”, afirmó en un comunicado de prensa, Firas El-Khatib, uno de los investigadores.
Éxito preliminar. Los investigadores realizaron dos estudios: uno en adolescentes y otro en adultos, pues un joven requiere niveles de insulina y glucagón diferentes debido a los procesos metabólicos propios de su edad.

Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista especializada New England Journal of Medicine y presentados durante la Sesión Científica Anual de la Asociación Estadounidense de Diabetes.
Los científicos analizaron a 32 adolescentes y 20 adultos en sus actividades normales.
A diferencia de ensayos anteriores, esta vez no se reguló ni la alimentación ni la actividad física de los participantes, incluso los jóvenes estaban en un campamento para adolescentes, por lo que sus niveles de actividad física eran mayores al promedio.
Luego de cinco días de actividad, los niveles de azúcar fueron de 133 para los adultos y 142 para los adolescentes, rangos considerados normales para los endocrinólogos.
Además, los casos de hiperglicemia e hipoglicemia descendieron en un 37%.
“En ambos estudios, el dispositivo excedió nuestras expectativas en cuanto a la prevención de hipoglicemia y para adaptarse a las necesidades muy diferentes de adultos y adolescentes”, señaló en un comunicado de prensa Edward Damiano, uno de los investigadores y quien tiene un hijo con diabetes tipo 1.
Para el endocrinólogo costarricense José Guillermo Jiménez, este dispositivo aún requiere de más investigación y de probarse en un número mayor de personas. Sin embargo, considera que sí es una solución útil, y que podría ver la luz en seis o siete años.
“La ventaja que tiene es que pueden suministrar la cantidad necesaria para cada paciente, sin pasarse la mano y con un monitoreo constante de su situación. En los próximos años veremos un boom de esto, yo calculo que unos siete años ya estará desarrollado”, concluyó.