
El consumo de pollo, durante años considerado una alternativa saludable a la carne roja, podría asociarse a un mayor riesgo de mortalidad y cáncer digestivo, según un reciente estudio.
Investigadores del Instituto Nacional de Gastroenterología de Italia encontraron que las personas que ingirieron más de 300 gramos de pollo por semana enfrentaron un 27% más de probabilidad de morir por cualquier causa, en comparación con quienes comieron menos de 100 gramos.
El estudio, citado por el New York Post, monitoreó durante 19 años a 4.869 adultos. Durante este tiempo, se registraron datos sobre hábitos alimenticios, peso, estatura y presión arterial.
Entre los participantes, 1.028 personas fallecieron en el período analizado. Se identificó que la carne blanca (pollo y conejo) representó 41% de la ingesta semanal de carne.
Quienes consumieron más de 300 gramos de pollo semanalmente fueron 2,27 veces más propensos a morir por cáncer digestivo que quienes consumieron menos de 100 gramos.
El riesgo también aumentó conforme se incrementaba la cantidad ingerida, un fenómeno que no se observó con el consumo de carne roja.
La investigación subraya que los hombres son los más afectados. Ellos presentaron un riesgo 2,6 veces mayor de morir por cáncer digestivo cuando consumieron más de 300 gramos de pollo a la semana.
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Esta diferencia podría estar relacionada con los niveles de estrógeno, que favorecen a las mujeres en el metabolismo de nutrientes.
Aunque el estudio no determinó una causa específica, los científicos propusieron varias teorías. Una apunta a que cocinar el pollo a temperaturas muy altas podría generar mutágenos, sustancias que alteran el ADN. Otra sugiere que el uso de pesticidas en el alimento de las aves, así como hormonas o medicamentos en su crianza, podría dejar residuos tóxicos en la carne.
El equipo recomendó moderar el consumo de pollo, alternarlo con otras fuentes de proteína como el pescado, y evitar técnicas de cocción prolongadas o a altas temperaturas.
Finalmente, los investigadores señalaron que su estudio tuvo limitaciones, ya que no distinguieron entre tipos de corte, procesamiento ni métodos de preparación de la carne, factores que también podrían influir en los resultados.
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