Isaac Valle dibujó un momento y un lugar que le quedó grabado en el corazón y la mente: el Hotel Irazú. Allí, según describe el menor de 11 años, estuvo de paseo, jugó tennis y “se mudó solito, sin ayuda de su papá, mamá o abuelos”.
“Me gustó mucho dibujar. Este dibujo tiene el hotel, la cancha de tennis la piscina y el cielo muy azul, porque el cielo estaba azul cuando fui”, dijo Valle.
A su lado estaba Albert Hansen, de diez años, quien contaba orgulloso que su pintura tenía también un hotel, pero este hotel era de playa, y una “piscina donde había mucho sol”.
“Me gusta mucho la playa, por eso quise dibujarla”, manifestó.
Isaac y Albert tienen trastorno del espectro autista (TEA), popularmente conocido como autismo. Se trata de una condición caracterizada por un desorden del desarrollo de las funciones del cerebro. Quienes la presentan, muestran una interacción social limitada y problemas con la comunicación verbal y no verbal. Algunas personas logran mayores desarrollos sociales que otras. Los síntomas usualmente comienzan a presentarse en los primeros dos años de vida.
Ellos dos, junto con otros 20 menores con TEA demostraron que el arte es algo que no solo les ayuda a expresarse, también tienen talento para ello y es una forma de desarrollarse más allá de un aula y de las terapias.
Estos menores inauguraron la mañana de este sábado la exposición Pinceladas para Hablar, que estará durante esta semana en la Galería Nacional del Museo de los Niños.
Los expositores reciben terapias en el Hospital Nacional Psiquiátrico (HNP). Esta exhibición es una forma de sacar a los menores de las aulas de terapia y llevarlos a otros espacios en los que también puedan estimularse y compartir con ellos y con otras personas.
Según comentó la terapeuta ocupacional Maura Briceño, este centro médico recibe personas con TEA de todas partes del país. Esto se debe a que cuenta con uno de los departamentos más completos: hay psiquiatría, psicopedagogía, terapia ocupacional, enfermería, psicología y un grupo de apoyo integral para desarrollar terapias con los pacientes por lo que muchos centros médicos de otras partes del país refieren a los casos que más lo ameritan al HNP.
Esta es una actividad en la que participan muchas personas de la comunidad. La iniciativa es parte del proyecto de inclusión comunitaria Armando Sueños, en la que también participan las familias de los niños y adolescentes, miembros de la comunidad de Pavas, la Universidad Nacional (UNA) y la Asociación Pro Salud Mental de Costa Rica.
“Nuestros chicos con TEA requieren de interacciones y de procesos terapéuticos que sean agradables para ellos. El objetivo no es solo estar en las aulas de terapia, es que ellos puedan interactuar, expresarse, comunicar sus intereses y una forma muy bonita es a través del arte”, expresó Cindy Quirós, madre de una niña de nueve años con TEA.
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Un taller de pintura con profesionales
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Para que estas obras fueran una realidad, los niños tuvieron un taller de pintura con un profesor de la Universidad Nacional (UNA) y con varios estudiantes, quienes dedicaron dos días a enseñarles a todos los participantes sobre cómo aprovechar las diferentes técnicas artísticas y les dieron “tips” de cómo lograr una mejor pintura.
“Ellos respetaron mucho la libertad de los chicos. Fue un entorno libre, sin prejuicios ni estigmas. Algunos dibujaron y pintaron en el piso, otros en sillas. Para ellos fue algo lindísimo, pero ahora verlo expuesto es súper bonito para todos, para ellos y para nosotros como familias”, mencionó Quirós.
La exposición de estas 22 obras puede apreciarse durante toda la semana en la Galería Nacional del Museo de los Niños. La entrada a este espacio es gratuita.
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