
La momificación no fue una práctica exclusiva del Egipto antiguo. Varias civilizaciones en Asia, América y Oceanía desarrollaron métodos propios para preservar cadáveres. Algunas lo hicieron incluso miles de años antes que los egipcios.
Momias del sudeste asiático: las más antiguas del mundo
En antiguas comunidades de cazadores y recolectores en China y el sudeste asiático, se practicaba la conservación de cuerpos con humo. Los cadáveres eran doblados, atados y colgados sobre fogatas, lo que permitía su secado paulatino.
Investigadores de la Universidad Nacional Australiana encontraron restos de estas momias con una antigüedad de hasta 14.000 años, según análisis de carbono. Una de ellas fue hallada en el actual Vietnam.
El profesor Peter Bellwood indicó que esta técnica funcionaba en lugares húmedos y monzónicos, donde los cadáveres no podían secarse de forma natural como en zonas desérticas. También se encontraron métodos similares en culturas australianas y de Papúa Nueva Guinea.
Cultura Chinchorro: embalsamamiento avanzado en América
En lo que hoy es el norte de Chile, la cultura Chinchorro practicaba momificación desde el 7.000 a. C., dos mil años antes que los egipcios. Se identificaron tres técnicas:
- Momificación natural: el ambiente árido y salado deshidrataba los cuerpos sin intervención humana.
- Momia negra: los cuerpos eran desmembrados, deshidratados, reconstruidos con palos y cubiertos con ceniza. Se aplicaban máscaras de arcilla y pintura negra.
- Momia roja: el proceso era más delicado y buscaba conservar la apariencia real de la persona. Se usaban incisiones pequeñas sin desmembrar el cuerpo.
Momias incas: el poder del clima andino
Los incas exponían los cadáveres a las condiciones extremas de las montañas andinas. El sol, el frío y la sequedad natural los conservaban. Luego se adornaban con joyas, ropa y objetos personales.
Estas momias eran depositadas en tumbas sagradas. Se creía que los muertos accedían a un plano superior junto a sus antepasados protectores. Las llamadas niñas Llullaillaco son un ejemplo emblemático de este tipo de momificación.
Monjes budistas y la automomificación en Japón
Entre los siglos XI y XIX, algunos monjes budistas de la escuela Shingon, en Japón, practicaron una forma de automomificación llamada sokushinbutsu.
Durante varios años, seguían una dieta ritual llamada mokujikigyō, basada en raíces, frutos secos y cortezas. Esto reducía la grasa y músculos, lo cual ralentizaba la descomposición.
Después, bebían únicamente agua con sal hasta que sus órganos se contraían. Cuando sentían la muerte cerca, eran colocados en una caja de madera cubierta con carbón. Tras su fallecimiento, si el cuerpo no se descomponía, se consideraba un acto de iluminación. Las momias eran veneradas y exhibidas.
Egipto: la técnica más famosa, pero no la más antigua
En Egipto, los métodos de momificación variaban según la posición social. Los sacerdotes podían aplicar desde un simple secado y vendaje hasta rituales complejos.
En el proceso más completo:
- Se lavaba el cuerpo y se extraían los órganos a través del abdomen.
- El cerebro se removía por la nariz con un gancho.
- El corazón se conservaba como símbolo espiritual.
- El cuerpo se cubría con sal de natrón durante 40 días.
- Posteriormente, se aplicaban aceites y resinas aromáticas.
- Luego, se envolvía en capas de vendas.
Se agregaban amuletos religiosos, máscaras funerarias y papiros. Finalmente, la momia era colocada en un sarcófago dentro de una tumba.
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