
La ayahuasca es una bebida de origen amazónico con un fuerte carácter medicinal y ritual.
Comunidades indígenas en Perú, Brasil, Colombia, Bolivia y Ecuador la han utilizado durante siglos en ceremonias espirituales.
Este brebaje amargo se obtiene de la cocción de dos plantas: la enredadera Banisteriopsis caapi y la chacruna (Psychotria viridis).
La segunda contiene dimetiltriptamina (DMT), un compuesto con efectos alucinógenos que genera visiones intensas.
La palabra “ayahuasca”, de origen quechua, significa “liana de almas” o “liana de muertos”.
Se cree que quienes la consumen pueden experimentar encuentros con seres fallecidos, razón por la cual también se le conoce como “la planta de los muertos” o “yagé”.
El ritual de la ayahuasca: un viaje guiado por chamanes
Los rituales de ayahuasca siguen un proceso estructurado:
1- Selección del lugar: los participantes asisten a centros especializados en la Amazonía o en Costa Rica, donde chamanes guían la experiencia. De hecho, en Costa Rica hay una decena de lugares que ofrecen el servicio.
2- Preparación: antes de la ceremonia, el chamán conversa con el grupo para preparar la mente y el cuerpo. Es fundamental no consumir alcohol, carnes ni medicamentos que puedan interferir con los efectos del brebaje.
3- Ingesta y efectos: al caer la noche, los participantes beben la ayahuasca en un ambiente de música y cantos indígenas. Los efectos pueden tardar hasta una hora en manifestarse y suelen incluir visiones intensas, vómitos y reacciones físicas. Cada persona experimenta el trance de manera única, en un entorno controlado por el chamán.
4- Cierre del ritual: el estado alterado de consciencia dura varias horas. Posteriormente, algunos participantes optan por extender su estadía en el centro para procesar la experiencia.
Los chamanes insisten en que la ayahuasca no debe utilizarse con fines recreativos, ya que su consumo sin la guía adecuada puede ser riesgoso.
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Efectos de la ayahuasca: entre visiones y transformación personal
Las experiencias con ayahuasca son subjetivas, pero suelen compartir ciertos patrones. Quienes la consumen reportan:
- Visiones con animales, seres voladores o familiares fallecidos.
- Sensaciones de muerte y renacimiento.
- Comprensión profunda de la vida y la personalidad.
- Liberación emocional y fortalecimiento de la determinación.
Algunas personas describen un estado de inspiración que los lleva a tomar decisiones importantes.
Aunque no es habitual su consumo frecuente, algunos repiten la experiencia en busca de mayor claridad espiritual.
Estudios científicos han demostrado que la ayahuasca no genera adicción. De hecho, en Tarapoto, Perú, un centro de rehabilitación utiliza esta bebida en tratamientos contra las adicciones.
Cómo actúa la ayahuasca en el cerebro
El DMT presente en la chacruna se descompone rápidamente en el cuerpo. Sin embargo, la ayahuasca contiene harmina, un inhibidor de la monoaminooxidasa (IMAO) que impide la degradación del DMT, permitiendo que los efectos visionarios ocurran.
El DMT también puede fumarse en forma sintética, provocando alucinaciones breves pero intensas. No obstante, esta práctica es diferente al consumo tradicional de la ayahuasca, que combina ambos compuestos para inducir un estado de consciencia expandida sin desconectar de la realidad.

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