
El lago Retba, ubicado a 35 kilómetros de Dakar, capital de Senegal, era uno de los destinos más fotografiados de África por el intenso color rosa de sus aguas. Este tono se originaba por la presencia de una microalga llamada Dunaliella salina, que se multiplicaba en ambientes de alta salinidad y generaba un pigmento rojizo al absorber la luz del sol.
En algunas zonas, la concentración de sal llegaba hasta un 40 %, creando las condiciones ideales para que la alga prosperara. El pigmento, junto con el reflejo solar, generaba el característico color rosado del lago, conocido localmente como Lac Rose.
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El lago se convirtió en un punto de atracción turística y en un centro de extracción de sal. En 2010, se recolectaron 140 toneladas, lo que representó más de un tercio de las 450 toneladas que Senegal exporta anualmente. Además, la actividad salinera cumplía una función ambiental: evitar que el lago se transformara en una duna de sal.
La temporada alta de turismo ocurre entre noviembre y marzo, durante la estación seca. En esa época, la evaporación aumenta y el rosa del lago se intensifica. Las personas pueden nadar sin peligro, ya que la microalga no afecta a los seres humanos, aunque la salinidad alta puede irritar si se ingiere. También se ofrecen paseos en bote.
Sin embargo, en 2022, una serie de lluvias torrenciales provocó inundaciones que alteraron por completo el ecosistema. El agua arrastró unas 7.000 toneladas de sal fuera del lago, disminuyó la salinidad y frenó la reproducción de la alga. Desde entonces, las aguas adquirieron tonos verdes y oscuros.
Ese mismo año se construyó un canal de drenaje que vierte aguas residuales directamente al lago. Este canal no solo acelera el proceso de sedimentación, sino que también reduce aún más la salinidad. La urbanización creciente en los alrededores complica aún más el panorama, al afectar los canales naturales que alimentan al lago y las especies vegetales que protegen sus márgenes.
De acuerdo con especialistas, la contaminación podría hacer que la sal deje de ser apta para consumo. Si se suspende su extracción, el lago podría perder toda su agua y convertirse en una salina seca. La falta de esfuerzos de conservación hace que ese riesgo sea cada vez más probable.
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