
La antigua ciudad de Tanis, en el noreste de Egipto, volvió al foco de la arqueología mundial tras la recuperación de 225 estatuillas ushabti pertenecientes al faraón Shoshenq III. Todas estas piezas se hallaron dentro de la tumba de otro faraón, Osorkon II, lo que reactiva un enigma que ha desconcertado a investigadores desde 1939.
El Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto comunicó el hallazgo el 20 de noviembre mediante sus redes sociales. El anuncio despertó el interés internacional por el valor simbólico y arqueológico del descubrimiento.
Las estatuillas revelan una pista clave
Los ushabtis eran figuras funerarias que los antiguos egipcios colocaban en las tumbas con el propósito de que sirvieran como sirvientes mágicos del fallecido en el más allá. En este caso, se encontraron enterradas bajo capas de barro acumuladas durante siglos.
La excavación estuvo a cargo del arqueólogo Frédéric Payraudeau, de la Universidad de la Sorbona, quien lidera una misión francesa en conjunto con el gobierno egipcio. Durante una limpieza sistemática en la cámara norte de la tumba de Osorkon II, el equipo detectó las piezas en su posición original.
Las inscripciones jeroglíficas en las estatuillas permitieron confirmar que pertenecían a Shoshenq III, uno de los faraones más influyentes de la dinastía XXII. Esta es la primera evidencia concreta que vincula el sarcófago sin inscripciones hallado en 1939 con ese faraón.
¿Por qué no usaron su tumba original?
Aunque Shoshenq III ordenó construir su propio sepulcro en Tanis, los arqueólogos estiman que su entierro no ocurrió allí. Según la investigación liderada por Payraudeau, el cuerpo del monarca habría sido colocado en el espacio funerario de Osorkon II por razones políticas o de seguridad.
El faraón gobernó entre 825 y 773 a. C., un período marcado por conflictos internos y disputas dinásticas. En ese contexto, pudo haberse optado por sepultarlo rápidamente en una tumba ya consolidada, para proteger el cadáver y los objetos fúnebres.
Otra hipótesis planteada por el Ministerio de Antigüedades egipcio sugiere que los objetos funerarios fueron trasladados después, como una medida de protección contra saqueadores, sin que el cuerpo estuviera presente.
Práctica común en tiempos de crisis
Durante épocas de inestabilidad política, la reutilización de tumbas fue frecuente en el Antiguo Egipto. Algunos vestigios apuntan a que incluso la tumba original de Shoshenq III fue ocupada luego por Shoshenq IV, otro faraón de la misma dinastía. Este tipo de intercambio de sepulcros refleja cómo el desorden político también afectaba los ritos funerarios reales.
El descubrimiento fue calificado como el más importante en Tanis desde 1946, según Mohamed Ismail Khaled, secretario general del Consejo Supremo de Arqueología de Egipto. Indicó que se trata de una contribución científica única al entendimiento de la historia funeraria de la región.
Nuevas pistas sobre el uso de las tumbas
Además de las estatuillas, los arqueólogos identificaron estructuras arquitectónicas inéditas en la cámara norte. Estas podrían ayudar a reconstruir cómo se adaptaban y reutilizaban los espacios funerarios con el paso de las dinastías.
Actualmente, la misión francesa y el gobierno egipcio desarrollan un proyecto de conservación integral, que incluye tareas como la limpieza del complejo, la reducción de sales y la protección estructural de la tumba.
La próxima etapa del estudio buscará determinar si el cuerpo de Shoshenq III realmente fue enterrado allí o si solo se trasladaron los objetos funerarios. La respuesta podría modificar la visión que se tiene sobre la organización política y ceremonial de la dinastía XXII.
Por el momento, el hallazgo de las 225 estatuillas permite vislumbrar un período turbulento, donde incluso la muerte de un faraón podía generar disputas de poder.
Tanis, escenario de hallazgos notables desde 1939, confirma que aún guarda secretos que desafían la historia.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
