
En un contexto donde el debate sobre el transporte gira entre los combustibles fósiles y la electricidad, un ingeniero aeroespacial británico desarrolló una alternativa inesperada: una bicicleta impulsada por un motor térmico sin combustión, diseñado hace más de dos siglos.
El responsable del proyecto fue Tom Stanton, conocido por su canal de YouTube, quien decidió recuperar el motor Stirling, inventado en 1816 por Robert Stirling.
Este sistema se basa en la expansión y contracción de gases al pasar entre zonas calientes y frías, sin requerir combustibles ni baterías.
De acuerdo con el sitio especializado Ecoinventos, el motor funciona sin combustión interna, por lo que no utiliza gasolina, diésel ni electricidad.
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En cambio, necesita una fuente de calor externa para mantenerse activo. Esta puede ser de origen renovable, como la energía solar o biomasa, o no renovable, como quemadores a gas.
El objetivo de Stanton fue alcanzar una potencia de entre 100 y 150 vatios, equivalente a 0,2 caballos de vapor, cantidad suficiente para que el vehículo se desplace a una velocidad máxima de 24 km/h en superficies planas.
Tras varias pruebas con modelos a escala, el ingeniero construyó un bloque de aluminio mecanizado y encargó a un tercero la cámara caliente, fabricada en acero.
Además, incorporó un sistema de enfriamiento por agua para mejorar la eficiencia térmica.
Más allá de lo experimental, el proyecto de Stanton plantea un debate sobre el papel de tecnologías históricas en los desafíos actuales de energía y transporte.
Su bicicleta evidencia que soluciones creadas hace siglos pueden inspirar propuestas sostenibles para el presente.

El proceso no estuvo libre de fallas. Stanton detectó fugas de aire y pérdidas de compresión que reducían el rendimiento del motor. También enfrentó dificultades por la fricción en los pistones y en el movimiento del eje.
Para solucionarlo, probó distintos materiales hasta lograr un sello flexible que evitó el escape de presión sin aumentar la resistencia.
Con ajustes en la longitud del cigüeñal y en el recorrido del aire entre zonas calientes y frías, consiguió un funcionamiento más estable y silencioso.
Para lograr que el motor se adaptara al cuadro de la bicicleta, Stanton tuvo que rediseñar piezas y fabricar soportes específicos. Utilizó impresoras 3D para crear anillos de pistón flexibles y guías plásticas, mientras que otras partes las mecanizó en aluminio y acero por su resistencia al calor.

Incluso incorporó un sistema de transmisión a medida, con poleas y engranajes que simulan la potencia de un pedaleo constante. Estos ajustes, aunque complejos, permitieron que el vehículo se moviera de forma casi silenciosa y sin emisiones visibles.
El motor fue instalado entre los tubos del cuadro de la bicicleta. El movimiento de sus pistones se transfiere a volantes de inercia, los cuales impulsan una polea conectada a la rueda trasera mediante una correa. Esto permite que el vehículo avance sin necesidad de una fuente de energía convencional.

Otros experimentos de Tom Stanton
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.