
Cada vez son más las personas con carro dispuestas a dejarlo en la cochera y viajar en transporte público, para llegar a su lugar de trabajo.
Los adeptos de esta idea pasaron de ser 50% en 2010 a 60% en 2013 y 65% en 2015.
Esta es una de las conclusiones de la encuesta de opinión titulada Compromiso ambiental de la población costarricense, realizada por el Centro de Investigación en Administración, Economía y Gestión Tecnológica, del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR).
El estudio consultó, vía telefónica, a 511 personas mayores de 18 años, en todo el territorio nacional. La recolección de la información se hizo entre abril y mayo de 2015.
Según José Martínez, investigador del ITCR, el propósito de la investigación fue conocer el compromiso ambiental de los costarricenses, mediante sus acciones y creencias.
Aunque existe una mayor disposición por parte de los ciudadanos, el transporte público requiere mejoras.
En el 2014, unas 3,6 millones de personas utilizaron el tren urbano. Estos calificaron el servicio con una nota de 56 (en una escala de 100), según un estudio de la Contraloría General de la República.
Hacinamiento, disponibilidad de horarios, calidad de los equipos y la infraestructura, así como la carencia de seguridad, fueron algunas de las razones que justificaron esa evaluación.
El tren urbano es solo un ejemplo, pero las mejoras deben aplicarse a otras formas de transporte público, como buses y taxis.
Para la Asociación Regional Centroamericana para el Agua y el Ambiente (ARCA) y colectivos de ciclismo recreativo, como Las Luciérnagas, también hay que promover otras formas de movilidad urbana (como usar bicicletas) y dotarlas de infraestructura (como ciclovías, parqueos y servicios de alquiler).
De esta forma, no solo se contribuye a solucionar el congestionamiento vial, sino que se reducen las emisiones de carbono, que contribuyen al calentamiento global, y se promueven estilos de vida más saludables.
Compartir el carro. El 18% de los entrevistados por el ITCR posee vehículo propio, trabajo remunerado y se desplaza diariamente desde su casa a la oficina. De estos, el 53% admitió usar su vehículo, todos los días, para trasladarse al trabajo.
"Es importante visibilizar la relación entre fuerza laboral y el vehículo particular, la dispersión territorial de las fuentes de trabajo en relación a los centros de población ha disparado la tasa de motorización, sin embargo vale rescatar un potencial crecimiento del teletrabajo o el posible incremento de jornadas laborales flexibles que permiten reducir el número de desplazamientos realizados por semana", comentó Hubert Méndez, director de Fundación para el Desarrollo Urbano.
El estudio también reveló que el 66% de los entrevistados comparte el vehículo con alguien más (carpooling), lo que pone en práctica, al menos, una vez a la semana.
Ese porcentaje de personas que realiza carpooling aumentó 23% entre 2010 y 2015. Se pasó de 43% en 2010 a 61% en 2013 y 66% en 2015.
"Los viajes inteligentes o carpooling pueden no ser tan efectivos como se espera por un tema de escala, me refiero a la comparación de la tasa anual de ingreso de vehículos versus los viajes colectivos que pueden ser programados o coordinados, ya de por si algunos estudios del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) indican que el promedio de ocupantes por vehículo alcanza el 1,4 aproximadamente, lo que indica que el esfuerzo no es suficiente", detalló Méndez.
Para el director de Fudeu, el tema de transporte va más allá de dejar el carro en la cochera o compartirlo con alguien.
"Urge implementar el plan de sectorización del transporte público con una intervención paralela de las principales vías del área metropolitana, para devolverlas a las personas. Sin embargo, antes de eso, es imperativo reconstruir la infraestructura peatonal, el estado de las aceras debe ser catalogado de emergencia, las aceras son el eslabón primordial en la movilidad urbana y quizás el espacio público de interacción social más importante", destacó Méndez.
"La gente necesita involucrarse más en la gestión de la infraestructura vial, para asegurarse de que esté diseñada para personas y no para vehículos particulares. Por otro lado, debe solicitar en su empleo que existan días de teletrabajo y días sin automóvil, los barrios pueden volver a ser seguros si el tránsito vehicular reduce su velocidad por debajo de 30 kilómetros/hora. Por último, se debe revalorizar el valor del tiempo, el que se pierde movilizándose en vías que deberían ser para la mayoría y no para unos pocos, bajo este modelo todos subsidiamos las presas y esto tiene que cambiar", continuó el experto.
* Nota actualizada el 18 de junio a las 4:30 p. m. para incorporar las declaraciones de Hubert Méndez de Fudeu.