
Este 5 de setiembre se cumplieron 48 años del lanzamiento de la Voyager 1, la nave que la NASA envió al espacio desde Cabo Cañaveral en 1977.
Esta sonda robótica de 722 kilogramos fue el primer artefacto humano en alcanzar el espacio interestelar y todavía sigue operativa.
El 25 de agosto de 2012, la Voyager 1 cruzó la heliopausa, a una distancia de 122 unidades astronómicas del Sol, lo que marcó su entrada al espacio interestelar. Su trayectoria, según la agencia estadounidense, la convirtió en la primera nave en salir del Sistema Solar. Desde diciembre de 2018, su gemela, la Voyager 2, también logró ese hito.
En la actualidad, la Voyager 1 se encuentra a 164 unidades astronómicas del Sol, lo que equivale a 24.400 millones de kilómetros. Esta distancia la posiciona como el objeto más alejado de la Tierra construido por el ser humano.
Aunque su misión original era el estudio de Júpiter y Saturno, logró enviar las primeras imágenes detalladas de los satélites de ambos planetas.
Su velocidad superó la de otras sondas gracias a asistencias gravitacionales, lo que impidió que la Voyager 2 o incluso la New Horizons la superaran, a pesar de que esta última salió con mayor velocidad desde la Tierra.
A diferencia de otras sondas, la Voyager 1 puede diagnosticar y resolver problemas a bordo. En noviembre de 2023, enfrentó una falla que impidió el envío de datos científicos y de ingeniería.
El inconveniente fue resuelto desde la Tierra a mediados de 2024, lo que le permitió retomar su comunicación.
La nave mantiene su curso en una trayectoria hiperbólica, lo que significa que no volverá al sistema solar interior. Su viaje la llevará, dentro de aproximadamente 300 años, a entrar en la nube de Oort y saldrá de esta región en unos 17.700 años.
Ambas sondas Voyager han superado ampliamente su vida útil estimada. Utilizan energía eléctrica generada por tres generadores termoeléctricos de radioisótopos (RTG), los cuales permitirán mantener el contacto con la Tierra hasta por lo menos el año 2025.
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