
Un pequeño asteroide llamado 2025 PN7 mantiene una trayectoria sincronizada con la Tierra desde hace seis décadas. Este fenómeno astronómico generó confusión en redes sociales, donde muchas personas se preguntaron si el planeta había adquirido una nueva luna.
El cuerpo celeste no orbita la Tierra, sino que se desplaza alrededor del Sol en una órbita muy similar a la terrestre. Esta coincidencia crea la ilusión óptica de que sigue al planeta, como si fuera un segundo satélite natural.
El descubrimiento se realizó con telescopios del proyecto Pan-STARRS, ubicado en el volcán Haleakalā, en Hawái. Según estimaciones científicas, el asteroide podría continuar en esta configuración hasta 2083.
Un ‘casi satélite’ que no es una luna real
El 2025 PN7 fue clasificado como un asteroide cercano a la Tierra, una categoría con más de 30.000 objetos conocidos. Sin embargo, algunos astrónomos lo definen como un “quasi-satélite”, ya que no cumple con el criterio fundamental para ser considerado una luna: no gira directamente alrededor de la Tierra.
Aunque se mueve junto al planeta en un patrón orbital parecido, el 2025 PN7 tiene al Sol como su centro de rotación. Esta condición particular lo convierte en un acompañante temporal.
La falsa confirmación de una “nueva luna”
El tema se viralizó por publicaciones que afirmaban, de forma incorrecta, que la NASA había confirmado una nueva luna. Hasta ahora, la agencia espacial no ha emitido un pronunciamiento, debido a la suspensión temporal de sus comunicaciones desde inicios de octubre por el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos.
Simulaciones indican que el asteroide ha mantenido esta sincronía con la Tierra desde hace aproximadamente 60 años. En algunos momentos se ubica a 4 millones de kilómetros del planeta, mientras que en otros se aleja hasta 18 millones de kilómetros. Esta variación responde a la interacción gravitacional entre ambos cuerpos.
Hasta ahora, se han detectado solo siete objetos con características similares. Estos cuerpos pertenecen a un grupo conocido como Arjunas, conformado por asteroides con órbitas casi idénticas a la terrestre: circulares, ligeramente inclinadas y con un período orbital cercano a un año.
Los científicos advierten que la condición de “quasi-satélite” es temporal. El 2025 PN7 eventualmente saldrá de esta configuración, aunque podría volver a ella dentro de miles de años, según las proyecciones orbitales actuales.
Valor científico para la astronomía
Este tipo de asteroide ofrece oportunidades únicas para la investigación. Al mantenerse cerca del planeta durante periodos prolongados, permite estudios continuos sobre su composición, trayectoria y origen.
Investigadores señalan que su órbita facilita el envío de sondas espaciales, lo que convierte a estos cuerpos en blancos accesibles para misiones científicas futuras.
No es una segunda luna, pero sí un acompañante fiel
Aunque el debate público se ha centrado en si la Tierra ganó una nueva luna, los astrónomos aclaran que el 2025 PN7 no cumple con esa condición. Se trata de un compañero temporal, que ha viajado junto a la Tierra por seis décadas y que, en el futuro, seguirá su ruta por el espacio.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
