La erupción del volcán submarino Hunga-Tonga en 2022 desató una liberación de energía comparable a cinco de las explosiones nucleares subterráneas más grandes que Corea del Norte realizó en 2017, según un estudio publicado en Geophysical Research Letters.
El análisis de los registros sísmicos permitió a los investigadores desvelar el mecanismo detrás de esta erupción, que fue atribuida a la compresión de una roca por gas bajo el mar. Esta nueva explicación contrasta con la creencia anterior, que sugería que la interacción del magma caliente con agua de mar era la causa principal de erupciones volcánicas submarinas tan potentes.
Jinyin Hu, coautor del estudio y estudiante de doctorado de la Universidad Nacional Australiana (ANU), explicó que el modelo sugiere que el evento ocurrió cuando la roca, comprimida por gas, quedó atrapada bajo un mar poco profundo, lo que generó una acumulación de presión similar a una “olla de presión demasiado caliente”. Hu añadió que este hallazgo es sorpresivo, ya que anteriormente se pensaba que el agua de mar fría era la responsable de desencadenar estas erupciones.
El estudio aplicó una técnica previamente desarrollada para analizar explosiones subterráneas, pero esta vez utilizada en el contexto de una explosión natural como la de Hunga-Tonga. Thanh-Son Pham, otro de los coautores, señaló que la explosión provocó un enorme empuje de agua hacia la atmósfera, creando tsunamis que alcanzaron hasta 45 metros en islas cercanas.
Pham también destacó la magnitud del volumen de agua desplazada, que estimaron suficiente para llenar un millón de piscinas olímpicas.
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Por su parte, el profesor Hrvoje Tkalcic, otro coautor del estudio, mencionó que al analizar las formas de onda sísmica, observaron una fuerza vertical significativa que apuntaba hacia arriba durante el evento. En un principio, esto resultó confuso para los investigadores, hasta que se percataron de que la tierra rebotó hacia arriba tras la elevación de la columna de agua.
En una reflexión sobre la investigación, Tkalcic comparó el análisis de este evento con otros estudios recientes, como el caso de Groenlandia, donde se utilizó la sismología para explicar una serie de eventos que incluyeron un deslizamiento de tierra y un tsunami. “En el caso de Hunga-Tonga, tenemos un evento explosivo relativamente corto observado globalmente”, subrayó.
Los sismólogos de la ANU sostienen que este es uno de los eventos volcánicos mejor documentados en comparación con otros de magnitudes similares. Hu señaló que en erupciones previas, como la del monte Pinatubo en 1991, los sistemas de monitoreo no eran tan avanzados como lo son hoy, lo que ha permitido registrar el evento con mayor precisión.
Finalmente, los expertos de la ANU concluyen que el monitoreo continuo de la liberación de gases y la microsismicidad en los sitios volcánicos podría ser clave para prevenir o mitigar futuros desastres.
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