
En un hecho sin precedentes, científicos documentaron por primera vez el apareamiento entre una onza negra y un macho manchado en la Amazonía brasileña. El hallazgo se registró en el Parque Nacional Serra do Pardo, ubicado en la región del río Xingú, mediante cámaras trampa instaladas durante la Expedición de Biodiversidad y Carbono en la Amazonía (ABC).
El video captado muestra una interacción de 6 minutos entre ambos animales. Fue grabado por expertos de la Universidad de East Anglia (UEA), en Inglaterra, quienes publicaron los resultados el 25 de agosto en la revista Ecology and Evolution.
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La onza hembra de pelaje negro presenta esta característica debido al melanismo, una condición genética causada por una mutación que produce un exceso de melanina. Este rasgo es más común en ambientes húmedos, como los bosques amazónicos.
De acuerdo con el estudio, los investigadores habían tenido pocas oportunidades de observar este tipo de comportamiento en libertad, ya que las onzas son animales solitarios. La interacción registrada aporta información valiosa sobre su dinámica reproductiva en su hábitat natural, algo que nunca se había documentado fuera del cautiverio.
Los científicos también observaron que la hembra presentaba mamas inflamadas, lo cual sugiere que podría haber estado amamantando. Este comportamiento estaría relacionado con una fase conocida como pseudoestro, una estrategia para proteger a las crías mediante el ocultamiento de la paternidad.
Thomas Luypaert, de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida (NMBU), explicó que este tipo de comportamiento podría tener el fin de desorientar a los posibles depredadores de las crías, y no necesariamente busca la reproducción.
Aunque el melanismo influye en la apariencia del animal, el estudio no detectó diferencias en los patrones de cortejo o apareamiento en comparación con onzas de pelaje común. Esto indica que ciertos comportamientos reproductivos podrían mantenerse incluso en animales con variantes genéticas notables.
Los especialistas resaltaron que la similitud entre el comportamiento en estado salvaje y el observado en zoológicos refuerza la hipótesis de que hay aspectos del cortejo que se mantienen sin importar el entorno.
Este conocimiento podría ser clave para mejorar los programas de conservación, incluyendo técnicas como la inseminación artificial y la selección de parejas compatibles en cautiverio.
Los investigadores también destacaron el valor de las herramientas no invasivas, como las cámaras trampa, para observar la vida silvestre sin alterarla. Afirmaron que sin estas tecnologías, el comportamiento habría pasado desapercibido.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.