
Un estudio divulgado este miércoles 12 de noviembre en la revista Biology Letters demostró que las abejas pueden distinguir entre flashes de luz de diferente duración, una capacidad que hasta ahora solo se había observado en humanos, monos y palomas.
La investigación fue realizada por científicos de la Queen Mary University de Londres, en el Reino Unido, quienes trabajaron con ejemplares de la especie Bombus terrestris, conocida como abejorro de cola amarilla clara.
El equipo de investigación diseñó un laberinto especial para entrenar a las abejas de forma individual. En cada ensayo, los insectos debían elegir entre dos círculos con luz intermitente: uno mostraba un destello corto, equivalente a un “punto” en código Morse, y otro uno largo, similar a un “guion”.
Cuando seleccionaban correctamente el estímulo visual asociado a una solución azucarada, las abejas recibían una recompensa dulce. En caso de fallar, encontraban una sustancia amarga. Para evitar que se guiaran por pistas espaciales, la ubicación de los estímulos cambiaba en cada ronda.
Después del proceso de entrenamiento, los investigadores eliminaron la recompensa para comprobar si las elecciones de las abejas dependían únicamente de la duración de la luz. La mayoría voló directamente hacia el estímulo correcto, lo que confirmó que habían aprendido a distinguir entre los dos tipos de señales visuales.
Un hallazgo sin precedentes en insectos
Según los autores del estudio, este comportamiento no se había documentado previamente en ningún insecto. La investigación fue liderada por el estudiante de doctorado Alex Davidson y la profesora Elisabetta Versace, del Departamento de Psicología de esa universidad.
Versace señaló que, aunque las abejas no se enfrentan a luces intermitentes en su entorno natural, lograron superar el reto, lo cual sugiere que poseen una capacidad de procesamiento del tiempo más amplia. Esta podría estar vinculada a cómo perciben el movimiento o comunican información.
Los mecanismos neuronales detrás de esta habilidad aún no están claros. Los modelos que explican los ritmos circadianos o las respuestas estacionales son demasiado lentos para justificar la diferencia de respuesta ante destellos de distinta duración. Por eso, los investigadores exploran la posibilidad de que las abejas cuenten con relojes internos más sofisticados de lo que se creía.
Versace también indicó que este descubrimiento podría tener aplicaciones fuera del campo de la biología. Comprender cómo cerebros diminutos ejecutan tareas complejas podría inspirar el desarrollo de redes neuronales artificiales más eficientes y escalables.
El estudio refuerza la idea de que la inteligencia y la percepción del tiempo no dependen del tamaño del cerebro, sino de la eficiencia de sus circuitos, como sucede en las abejas.
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*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
