
La frecuencia de los días más calurosos del año aumentará drásticamente durante las próximas décadas.
Un estudio divulgado este jueves 16 de octubre por las organizaciones World Weather Attribution y Climate Central proyecta que el planeta enfrentará hasta 57 días de calor extremo por año hacia el final de este siglo.
Este tipo de jornada se caracteriza por registrar temperaturas superiores al 90% de los valores históricos en cada región. Aunque la investigación aún no ha sido revisada por pares, sus conclusiones se basan en datos de 207 países y territorios.
Sin los esfuerzos iniciados con el Acuerdo de París en 2015, esa cifra podría haber alcanzado los 114 días anuales con condiciones extremas hacia 2100.
El calentamiento no se detuvo
Desde 2015, la temperatura promedio global aumentó 0,3 °C, lo que ha sido suficiente para añadir 11 días supercalurosos por año. Según el reporte, la temperatura media actual se sitúa 1,35 °C por encima de los niveles preindustriales.
Si la tendencia actual de emisiones de gases de efecto invernadero no cambia, se espera que el mundo agregue 57 días de calor extremo adicionales por año respecto al presente. Esto ocurriría incluso si se mantienen los compromisos del Acuerdo de París.

Las naciones insulares y tropicales, como Panamá, Indonesia, Samoa y las Islas Salomón, serán las más golpeadas por esta crisis, con más de 140 días extremos adicionales por año. Estas zonas contribuyen con solo 1% de las emisiones globales.
Por el contrario, Estados Unidos, China e India, que representan 42% de las emisiones de dióxido de carbono, experimentarán aumentos mucho menores, entre 23 y 30 días de sobrecalentamiento.
Efectos visibles en todo el mundo
En Europa, las olas de calor se volvieron 70% más probables y 0,6 °C más intensas que hace una década. En 2023, estas condiciones extremas provocaron muertes súbitas, fallos en redes eléctricas y pérdidas agrícolas. Si las emisiones continúan, estas olas podrían volverse 3 °C más fuertes hacia 2100.
En América del Norte, el calor extremo vivido entre México y el suroeste de Estados Unidos en 2024 dejó en evidencia la desigualdad en la capacidad de adaptación. Mientras algunas ciudades cuentan con sistemas de alerta y refugios, otras zonas carecen de recursos básicos.
Este tipo de evento es 86 % más probable que antes de 2015 y ya es 0,3 °C más caliente. Para finales del siglo, podría ser 3,5 °C más severo.
En la Amazonía, el 2023 fue el año con la estación seca más calurosa y extensa registrada, debido a las temperaturas récord. Esta situación provocó una fuerte sequía, reducción en los niveles de los ríos, muertes masivas de delfines de agua dulce y afectó la producción de energía hidroeléctrica.

Preparación aún insuficiente
El informe destaca que, aunque el número de planes nacionales y sistemas de alerta temprana ha aumentado, solo la mitad de los países tienen algún tipo de alerta ante temperaturas extremas y apenas 47 naciones cuentan con planes de acción específicos.
El documento señala que los costos por no actuar aumentan más rápido que la inversión en medidas de adaptación. Los científicos insisten en la necesidad de reducir las emisiones de combustibles fósiles y promover acciones como viviendas resistentes al calor, áreas verdes, sistemas de transporte con sombra y legislación laboral adaptada al clima.
“Cada año, vemos cómo el calor ejerce presión sobre los sistemas de salud, reduce la productividad y desestabiliza la infraestructura”, afirma el estudio.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.