
Durante meses, el cometa 3I/ATLAS generó asombro en la comunidad científica.
En sus primeras observaciones, los científicos calcularon que este cuerpo interestelar medía hasta 20 kilómetros de diámetro, lo cual lo hacía inusualmente grande. Además, su trayectoria extraña y su color cambiante aumentaron el misterio. Estas características llevaron al físico Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, a plantear que podía tratarse de una estructura artificial de origen extraterrestre.
Esa teoría perdió fuerza cuando imágenes captadas por el Telescopio Espacial Hubble revelaron que el núcleo tenía un tamaño mucho menor, estimado entre 320 metros y 5,6 kilómetros. La aparente magnitud del objeto se debía a la presencia de una coma, una nube brillante de gas y polvo que lo rodeaba.
Con el paso del tiempo, el comportamiento del 3I/ATLAS resultó coherente con el de un cometa común. Emitía materiales y formaba una cola al acercarse al Sol, lo que descartó por completo la posibilidad de una nave artificial.
Una teoría diferente sobre su origen
Recientemente, el geocientífico Eahsanul Haque presentó una nueva hipótesis. Según sus análisis, este objeto interestelar no sería un cometa tradicional, sino un fragmento de un exoplaneta, es decir, un planeta ubicado fuera del sistema solar.
Este fragmento habría sido expulsado de su planeta original tras un impacto violento. Desde entonces, habría viajado durante millones de años a través del espacio, hasta ingresar a nuestro sistema solar. La trayectoria del 3I/ATLAS indica que proviene del disco grueso de la Vía Láctea, una región habitada por estrellas de más de 7.000 millones de años.
Lo anterior sugiere que el planeta original podría haber tenido una evolución geológica compleja, similar a la de la Tierra. De acuerdo con la teoría, el cometa no estaría compuesto de hielo como otros, sino de materiales que conservan hielos atrapados en sus poros, los cuales se derriten por efecto del calor solar y forman la coma visible.
Agencias espaciales investigan su composición
Durante su paso cercano a Marte, la Agencia Espacial Europea (ESA) orientó los orbitadores ExoMars TGO y Mars Express hacia el objeto, logrando obtener imágenes de su halo. También se espera que misiones como Juice, orientadas al estudio del sistema de Júpiter, puedan aportar datos sobre su composición.
Los astrónomos consideran que este tipo de objetos ofrecen una oportunidad única para entender cómo se forman los planetas y cómo evolucionan fuera del sistema solar.
¿Qué se sabe sobre su trayectoria?
El 3I/ATLAS tiene una órbita hiperbólica, lo que indica que no está ligado a la gravedad del Sol y que proviene del espacio interestelar. Viajó a una velocidad cercana a los 58 km/s (equivalente a 208.800 km/h), lo que lo convierte en el objeto interestelar más rápido detectado hasta ahora.
Se espera que realice su máxima aproximación al Sol a finales de octubre de 2025, momento en el cual pasará entre las órbitas de la Tierra y Marte. Tras ese acercamiento, su velocidad lo impulsará fuera del sistema solar, regresando al espacio interestelar.
El estudio de este objeto permitiría a los científicos analizar materiales provenientes de otros sistemas planetarios, formados posiblemente en los inicios de la galaxia.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.