![El cometa 3I/ATLAS sorprendió al brillar tras el Sol y planteó dudas sobre su origen interestelar [Imagen con fines ilustrativos].](https://www.nacion.com/resizer/v2/QSECW7D74BFFJBS4FA5UNFBPGM.png?smart=true&auth=3737877186ee988e4f067ee0f5ee95143c04a49b5b12f17094cce379a9cc2390&width=1920&height=1080)
El cometa 3I/ATLAS sorprendió a la comunidad científica al registrar una velocidad de 57 km/s (205.200 km/h) tras su paso cercano al Sol el 30 de octubre. Esa cifra duplicó la alcanzada por 1I/ʻOumuamua en 2017 y superó ampliamente las velocidades de cualquier cometa conocido.
Las observaciones realizadas con el telescopio espacial Hubble y el James Webb confirmaron que este objeto posee una órbita hiperbólica, lo cual significa que no pertenece al Sistema Solar y que continuará su camino sin posibilidad de retorno.
A diferencia de los cometas locales, que siguen trayectorias elípticas y están bajo la influencia gravitacional del Sol, 3I/ATLAS se mueve libremente. Su trayectoria muestra que solo está de paso, y que seguirá acelerándose mientras se aleja hacia el espacio interestelar.
Una velocidad que no podría sostener un cuerpo solar
Los cálculos revelan que la energía cinética de 3I/ATLAS supera de forma permanente la atracción solar. La gravedad del Sol no logró retenerlo; por el contrario, le imprimió un impulso adicional que aceleró aún más su movimiento conforme salía del Sistema Solar.
Este comportamiento confirma que se trata de un objeto interestelar. A nivel orbital, su trayectoria nunca cerrará un ciclo, como sí lo hacen los cuerpos del Sistema Solar.
Un estudio publicado el 24 de noviembre analizó un escenario hipotético: el impacto de un objeto interestelar como 3I/ATLAS contra la Tierra. La investigación generó 26.000 millones de trayectorias sintéticas basadas en movimientos de estrellas enanas cercanas y simulaciones estadísticas.
El resultado mostró que, en caso de colisión, un cuerpo similar impactaría con una velocidad cercana a 72 km/s, muy superior a la de los meteoroides del Sistema Solar, que alcanzan entre 11 y 30 km/s. Incluso fragmentos pequeños, a esa velocidad, podrían causar daños significativos.
Sin embargo, la posibilidad de que un evento así ocurra es casi nula, según los propios investigadores.
¿Qué lo hace tan inusual? Algunos científicos propusieron teorías tecnológicas
Algunos expertos llamaron la atención sobre características atípicas del cometa, como una aceleración no gravitacional demasiado elevada, que no puede explicarse por la expulsión normal de gases (efecto cohete). Esta aceleración implicaría una pérdida de masa poco realista para un cometa convencional.
Además, su composición química incluye niveles anómalos de dióxido de carbono y níquel, lo que sugiere que se formó en un ambiente químico distinto. Se estima que este objeto podría tener hasta 7.000 millones de años, lo cual lo haría más antiguo que el propio Sistema Solar.
Por esta razón, científicos como Avi Loeb plantearon la posibilidad de un origen artificial. Sin embargo, luego de una conferencia de prensa organizada por la NASA, esa hipótesis se descartó por completo.
Cuándo pasará más cerca de la Tierra
La máxima aproximación del cometa 3I/ATLAS a la Tierra ocurrirá el 19 de diciembre de 2025, a una distancia de 1,8 unidades astronómicas, es decir, unos 270 millones de kilómetros. Esta distancia casi duplica la existente entre la Tierra y el Sol, por lo que no representa peligro alguno para el planeta.
Ese día será clave para los astrónomos, ya que permitirá una mejor observación del objeto. Se espera que 3I/ATLAS sea visible en el cielo matutino, desplazándose cerca de las constelaciones de Virgo y Leo. Es poco probable que sea visible sin instrumentos, pero telescopios pequeños bastarían para detectarlo.
Después de este acercamiento, el cometa seguirá su trayectoria definitivamente fuera del Sistema Solar.
3I/ATLAS es el tercer objeto interestelar identificado por los científicos, después de 1I/ʻOumuamuaa en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Su paso refuerza la teoría de que estos visitantes podrían ser más comunes de lo que se creía.
Según los datos del estudio, muchos de estos objetos seguirían patrones marcados por el movimiento del Sol a través de la galaxia, lo que explicaría su entrada y salida veloz de nuestro vecindario cósmico.
Aunque la mayoría pasarían desapercibidos por su débil brillo o alta velocidad, su existencia reafirma que el Sistema Solar no es una burbuja aislada, sino parte activa de un entorno galáctico en constante tránsito de objetos desconocidos.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
