
Un enorme complejo de producción de aceite de oliva del Imperio Romano salió a la luz en Túnez. La estructura contaba con 12 prensas de viga y funcionó entre los siglos III y VI d. C., lo que lo convierte en el segundo más grande conocido de la antigua Roma. La dimensión de la instalación confirma la importancia estratégica del norte africano en el suministro de este producto a la capital del imperio.
El hallazgo se realizó en Kasserine, cerca de la frontera con Argelia, donde trabaja una misión arqueológica internacional. La Universidad Ca’ Foscari de Venecia, que participa en las excavaciones, explicó que el descubrimiento se produjo en la antigua ciudad romana de Cillium.
La zona explorada se localiza en las faldas del monte Jebel Semmama. El clima del lugar resultó ideal para el cultivo de olivares, por lo que en la época romana se convirtió en una región de alta productividad agrícola y en un núcleo comercial clave para el abastecimiento de aceite en Roma.
El sitio se conoce como Henchir el Begar y, según los investigadores, fue una finca rural de grandes dimensiones que perteneció a un senador romano del siglo II d. C. Se dividía en dos sectores: Hr Begar 1 y Hr Begar 2, ambos equipados con sistemas hidráulicos y de prensado.
En Hr Begar 2 se localizó una torcularia con ocho prensas de aceite. Por su parte, Hr Begar 1 albergaba una estructura mayor con 12 prensas, que la convierten en la torcularia más grande hallada en Túnez y la segunda más extensa del Imperio Romano.
En el lugar también aparecieron numerosas muelas y piedras de molino, lo cual indica que se procesaban no solo aceitunas, sino también cereales. Esto evidencia un doble propósito agrícola del complejo, orientado tanto a la producción de aceite como al cultivo de granos.
Los arqueólogos encontraron otros elementos que demuestran la compleja organización comercial de la zona. Restos de viviendas, caminos y objetos de uso cotidiano emergieron entre capas de suelo que abarcan desde la época romana hasta el período bizantino.
Según explicó Luigi Sperti, director del Centro de Estudios de Arqueología de Venecia, el proyecto representa una oportunidad única para entender los procesos de producción, comercio y distribución de aceite de oliva en la antigüedad. El académico también destacó que el estudio combina investigación científica con desarrollo económico y recuperación patrimonial.
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